Cartas al director

La chapuza cultural

El pasado día 1 de noviembre fue fiesta en un Madrid que rezuma otoño y exposiciones. Toda la prensa hablaba del Museo Reina Sofia, y decidí posponer la Toulousse-Lautrec en el Conde Duque y ver arte-diseño italiano.Impresionantes las torres transparentes de los nuevos ascensores. Subimos -máximo ocho, por favor- y, tras la experiencia de los trompicones, yo, como otros varios, escogí la puerta opuesta de la escalera -último piso- y bajar andando. Llegamos al sótano y nos amontonamos ante la última puerta, cerrada como las de los pisos intermedios, ello tras perderse uno en una magna ex...

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El pasado día 1 de noviembre fue fiesta en un Madrid que rezuma otoño y exposiciones. Toda la prensa hablaba del Museo Reina Sofia, y decidí posponer la Toulousse-Lautrec en el Conde Duque y ver arte-diseño italiano.Impresionantes las torres transparentes de los nuevos ascensores. Subimos -máximo ocho, por favor- y, tras la experiencia de los trompicones, yo, como otros varios, escogí la puerta opuesta de la escalera -último piso- y bajar andando. Llegamos al sótano y nos amontonamos ante la última puerta, cerrada como las de los pisos intermedios, ello tras perderse uno en una magna exposición en un laberinto de salas sin indícadores ni plano, ni puesta aún la identificación de muchos cuadros. Por supuesto, tampoco había catálogo.

Taxi y corro a ver ToulousseLautrec. ¡Qué gentío en los alrededores! Claro, como era fiesta y es cuando más gente puede ir a una exposición ... Estaba cerrado.

Claro que el domingo pasado el BBV anunciaba en toda la prensa de Madrid su exposición de Mir, y tres cuartos de lo mismo. ¿Será para que tengamos que ir todos a ver el legado de Cambó? Yo hice 50 minutos de cola, ¡pero el catálogo lo merece!- R. San Rornán.

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