Las críticas de Heseltine provocan las iras de los seguidores de Thatcher

Una crítica carta abierta de Michael Heseltine, presunto aspirante al liderazgo conservador, sobre la crisis de confianza que la conducta de Margaret Thatcher suscita en el partido, ha provocado las iras de los seguidores de la primera ministra, que lo último que quieren oír son más voces discrepantes. Los sondeos de opinión siguen siendo tremendamente negativos para los tories, aunque Thatcher puede presumir de no estar sola en la cuestión europea.Heseltine ha roto su cuidadoso silencio de años para advertir rotundamente del desastre que afectará a los conservadores si el Gobier...

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Una crítica carta abierta de Michael Heseltine, presunto aspirante al liderazgo conservador, sobre la crisis de confianza que la conducta de Margaret Thatcher suscita en el partido, ha provocado las iras de los seguidores de la primera ministra, que lo último que quieren oír son más voces discrepantes. Los sondeos de opinión siguen siendo tremendamente negativos para los tories, aunque Thatcher puede presumir de no estar sola en la cuestión europea.Heseltine ha roto su cuidadoso silencio de años para advertir rotundamente del desastre que afectará a los conservadores si el Gobierno no se manifiesta con una voz única con respecto a Europa y esa voz es la que tendría que hacer sonar Thatcher, quien en el debate parlamentario del martes leyó primero una declaración diplomática consensuada sobre Europa y después adoptó el virulento tono que desató la presente crisis.

Los más fieles seguidores de la primera ministra han acusado a Heseltine de pueril y oportunista, al tiempo que el ex ministro negaba desde Jordania, donde se encuentra, en un viaje que también le lleva a Israel, que su misiva fuera un adelanto de su intención de desafiar a Thatcher por el liderazgo conservador. El balsámico Douglas Hurd, secretario del Foreign Office, reiteró ayer que no hay diferencias en el Gabinete y que hay acuerdo en oponerse a unos Estados Unidos de Europa y a la imposición de una moneda única.

Esta crisis ha incrementado la ventaja de los laboristas sobre los conservadores, pero los sondeos muestran que los británicos están divididos a partes iguales ante la cuestión europea y que, en general, la beligerancia de Thatcher cuenta con tantos partidarios como detractores.

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