El mismo rasero .

Probablemente esta carta verá el cesto de los papeles, y con ello, EL PAÍS seguirá fiel a su tendencia de magnificar todos los actos que realiza el Ejército israelí contra los palestinos y, por contra, minimizar la importancia de los actos cometidos por los ejércitos de algunos países árabes contra núcleos de población civil en otros países.Véase si no la parcialidad de los artículos publicados en EL PAÍS durante la semana del 15 al 21 de octubre en relación con la matanza llevada a cabo por tropas del Ejército sirio contra los seguidores del general Michel Aún, en venganza por las bajas de lo...

Probablemente esta carta verá el cesto de los papeles, y con ello, EL PAÍS seguirá fiel a su tendencia de magnificar todos los actos que realiza el Ejército israelí contra los palestinos y, por contra, minimizar la importancia de los actos cometidos por los ejércitos de algunos países árabes contra núcleos de población civil en otros países.Véase si no la parcialidad de los artículos publicados en EL PAÍS durante la semana del 15 al 21 de octubre en relación con la matanza llevada a cabo por tropas del Ejército sirio contra los seguidores del general Michel Aún, en venganza por las bajas de los sirios durante el ataque final al cuartel general de aquél. Todavía estoy esperando que la comunidad internacional condene esta matanza, que lo único que consigue es crear un clima de odio entre las comunidades que habitan en el país de los cedros.

Parece ser que al Consejo de Seguridad de la ONU sólo le interesan las violaciones de los derechos humanos que se producen en Israel. Y que conste que no pretendo justificar actos que a todas luces son injustificables, sino que se mida a todo el mundo por el mismo rasero, que actos atroces se cometen por ambos lados y que ninguno de ellos es justificable, cualesquiera que sean sus autores. Por ello insto desde aquí al Consejo de Seguridad de la ONU para que proceda de la misma manera que ha procedido contra Israel con ocasión de la muerte de 21 palestinos en Jerusalén; es decir, condenando enérgicamente la actuación y solicitando el envío de una comisión de investigación con el fin de esclarecer los hechos. Sólo así se podrá pensar que las Naciones Unidas tratan por igual a todos sus miembros, sin establecer diferencias entre ellos, y que actos como los ocurridos en Líbano no queden impunes ante los ojos de la comunidad internacional.