Los inversores intentan deshacerse rápidamente de los pagarés del Tesoro

El mercado secundario de pagarés del Tesoro está registrando fuertes tensiones en los últimos días por el temor que ha aparecido entre los inversores de una próxima transformación de estos títulos en otros que no garanticen la opacidad fiscal, tras las recientes declaraciones de máximos responsables del Gobierno y las conversaciones con algunos grupos parlamentarios. La Dirección General del Tesoro, emisora de estos pagarés, ha hecho una llamada a la calma al asegurar que, "independientemente de lo que ocurra en el futuro, no variará la situación fiscal de los pagarés ya emitidos".

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El mercado secundario de pagarés del Tesoro está registrando fuertes tensiones en los últimos días por el temor que ha aparecido entre los inversores de una próxima transformación de estos títulos en otros que no garanticen la opacidad fiscal, tras las recientes declaraciones de máximos responsables del Gobierno y las conversaciones con algunos grupos parlamentarios. La Dirección General del Tesoro, emisora de estos pagarés, ha hecho una llamada a la calma al asegurar que, "independientemente de lo que ocurra en el futuro, no variará la situación fiscal de los pagarés ya emitidos".

Los inversores en pagarés del Tesoro están intentando en los últimos días deshacerse, casi a cualquier precio, de estos activos opacos con garantía del Estado por temor a que Hacienda les obligue a sustituirlos por otros títulos transparentes para el fisco. Las tensiones que ha provocado esta situación en el mercado se traducen en la masiva petición de los inversores a sus bancos para que les recompren los pagarés casi a cualquier precio.La recompra por parte de las entidades financieras sólo está siendo automática cuando existe el pacto previo. En la mayor parte de los casos no hay tal pacto y el exceso de oferta de pagarés que hay en estos momentos en mercado secundario lleva a que los bancos sólo acepten la recompra si no les supone ningún coste.

Las entidades financieras, ante la dificultad de recolocar los pagarés, sólo están dispuestas a comprar sin costes. Como la rentabilidad de estos títulos es del 5,5% y el dinero les cuesta, en el interbancario, entre el 14,5% y el 15,5%, el inversor tiene que aceptar una pérdida de 10 puntos. Es decir, el precio de los pagarés, una activo al descuento, ha descendido considerablemente para hacer frente a esos 10 puntos.

La tormenta en el mercado de pagarés del Tesoro se ha formado al calor de las declaraciones de los máximos responsables del Gobierno y a las conversaciones con grupos parlamentarios de la oposición menos alejados del PSOE que apuntan a una inmediata sustitución de los pagarés por un nuevo activo transparente.

La incertidumbre, y la consiguiente venta, se apoya en el temor a que la regularización fiscal que supone la eliminación del refugio oficial al dinero negro, y que capta en la actualidad unos dos billones de pesetas entre el público. El resto, hasta unos cuatro billones de pesetas, está destinado a cubrir el coeficiente de inversión de las entidades bancarias, y desaparecerá en 1992.

Fuentes de la Dirección General del Tesoro aseguraron ayer que "el problema es que no se distingue la diferencia entre cuál será la situación futura, y cuál es y va a seguir siendo el tratamiento fiscal de los pagarés en circualación". Otras fuentes oficiales destacaron que el problema de los pagarés no podrá solucionarse hasta que se abra "un cauce de silencio" que permita tomar una decisión sin tensiones.

Ese silencio, ahora bastante diricil, permitirá elegir una de las propuestas sobre la mesa. La hipótesis más sencilla para eliminar este refugio oficial al dinero negro es, simplemente,dejar de emitir pagarés a partir de una determinada fecha. Al vencimiento desaparecería no solo el refugio oficial al dinero negro sino también otros instrumentos financieros que se apoyan en los pagarés, como las cuentas innominadas.

Otra posibilidad es realizar una emisión sustitutoria de los pagarés para aquellos que lo deseen. La transformación tendrá una penalización implícita que aún no se ha decidido y que sería el precio por el blanqueo del dinero negro en pagarés. Una tercera posibilidad consiste en ampliar la regularización fiscal a otros refugios del dinero negro, con lo que el activo sustitutorio de los pagarés intentaría captar bastante más que los dos billones de pesetas de estos títulos ahora en manos del público.

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