Tribuna:

Cambio de tercio

La bolsa norteamericana continúa haciendo partícipes de sus problemas particulares a los demás mercados mundiales, atrapados entre las presiones vendedoras que llegan de Nueva York y los deseos de recuperación de inversores e instituciones. La rotación de aperturas y cierres de los distintos mercados obliga a los inversores a jugar sus bazas al minuto, incluso si no era ese su planteamiento inicial. Cualquier posición que se tome a medio plazo acaba por sucumbir ante los nervios y las tensiones que provoca el cambiante discurso de la renta variable.En este orden de cosas, las bolsas españolas ...

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La bolsa norteamericana continúa haciendo partícipes de sus problemas particulares a los demás mercados mundiales, atrapados entre las presiones vendedoras que llegan de Nueva York y los deseos de recuperación de inversores e instituciones. La rotación de aperturas y cierres de los distintos mercados obliga a los inversores a jugar sus bazas al minuto, incluso si no era ese su planteamiento inicial. Cualquier posición que se tome a medio plazo acaba por sucumbir ante los nervios y las tensiones que provoca el cambiante discurso de la renta variable.En este orden de cosas, las bolsas españolas atravesaron ayer momentos bien diferenciados, con una discreta mejora a lo largo de la mañana -apoyada por la- anterior subida de Wall Street y Tokio- y un retroceso generalizado a partir del momento en que el mercado norteamericano orientó sus cotizaciones a la baja.

El cierre del mercado madrileño aportó una mejora de sólo 53 centésimas, lo que supone un recorte de 1,63 puntos sobre el nivel que tenía antes de que Wall Street abriera sus puertas. A pesar de la relación directa entre la baja de Wall Street y el retroceso de Madrid, hay que apuntar el escaso volumen que mantuvo este último mercado, incluso cuando nadie sospechaba que que las cosas iban a cambiar.

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