Intrusismo profesional

Cualquier día de éstos, y por obra y desgracia de TVE, escucharemos a alguna ama de casa decir con la máxima seguridad y aplomo que el sida está curado. Lo digo por las palabras del ex embajador señor Puente Ojea cuando afirma que Jesucristo ni era el Mesías ni se esperaba lo de la cruz.¿Ha pensado alguien en TVE el daño que puede hacer semejante ampliación de estos disparates en un medio que debe formar y no deformar?

Yo le preguntaría al señor Puente Ojea que cómo se atreve a practicar ese instrusismo profesional en asuntos tan serios. ¿O es que no ha leído nunca en la Biblia...

Cualquier día de éstos, y por obra y desgracia de TVE, escucharemos a alguna ama de casa decir con la máxima seguridad y aplomo que el sida está curado. Lo digo por las palabras del ex embajador señor Puente Ojea cuando afirma que Jesucristo ni era el Mesías ni se esperaba lo de la cruz.¿Ha pensado alguien en TVE el daño que puede hacer semejante ampliación de estos disparates en un medio que debe formar y no deformar?

Yo le preguntaría al señor Puente Ojea que cómo se atreve a practicar ese instrusismo profesional en asuntos tan serios. ¿O es que no ha leído nunca en la Biblia Isaías, 53, donde se anuncian los padecimientos del siervo de Yahvé y que Jesucristo, como buen judío, conocía perfectamente?

¿Cómo se atreve este señor a propugnar el acoso a la Iglesia cuando sabemos que el progreso verdadero está en el respeto y la colaboración entre todos?

He leído que gracias a la Iglesia de Mozambique se empieza a hablar en ese país de un alto el fuego entre el Gobierno y la guerrilla. Tengo delante de mi casa un asilo donde unas religiosas atienden con cariño a unos ancianos con ingresos mínimos. Conozco a una persona deseosa de volver a un hospital de la selva de África, allí donde no llegan ni las sectas modernas, y todo esto por amor a Jesucristo y al prójimo.

Y esto también es la Iglesia, esa que el señor Puente Ojea ataca tan duramente, formada por hombres con defectos, pero con la misión de anunciar al mundo el amor incondicional de Dios a cada uno de los hombres, y, por tanto, defender la dignidad y el valor de la persona humana en una sociedad enferma de egoísmo autodestructivo.-