Reportaje:NOCTURNO MADRILEÑO

Al Guinness por vender café

Cafés La Mexicana es una pequeña tienda de la calle de Preciados que en los últimos 25 años ha dado salida a 5.303.175 kilos de café. Por eso mismo aparecerá en la próxima edición del libro Guinness de los récords. En sus escasos 25 metros cuadrados, se atiende a una media de 1.000 personas diarias, que se llevan más de 500 kilos de café. Situada en una calle peatonal del centro de Madrid, en sus 100 años de existencia ha sorteado los vaivenes del mercado internacional del café y las golosas ofertas de las marcas de la competencia.

La mexicana que hace cien años abrió una pequeña ti...

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Cafés La Mexicana es una pequeña tienda de la calle de Preciados que en los últimos 25 años ha dado salida a 5.303.175 kilos de café. Por eso mismo aparecerá en la próxima edición del libro Guinness de los récords. En sus escasos 25 metros cuadrados, se atiende a una media de 1.000 personas diarias, que se llevan más de 500 kilos de café. Situada en una calle peatonal del centro de Madrid, en sus 100 años de existencia ha sorteado los vaivenes del mercado internacional del café y las golosas ofertas de las marcas de la competencia.

La mexicana que hace cien años abrió una pequeña tienda en la calle de Preciados no imaginó que su obra perduraría tanto tiempo, ni que un día esa misma tienda ostentaría el récord de ser la que más café ha vendido en el mundo. Para hacerse una idea, esta tienda podría servir cada día el desayuno a todos los españoles, a pesar de que "España es uno de los países europeos donde menos café se consume", según José Manuel Aledo, director comercial de la empresa.

Detrás del mostrador, Jesús Arribas, de 61 años, explica las lecciones de sociología que ha aprendido como encargado de la tienda durante 37 años. "Cuando la gente se va de vacaciones, viene a comprar café para la temporada que va a estar fuera; cuando hay colegio, las mamás compran el café a partir de las diez de la mañana, mientras que los sábados o en vacaciones esperan hasta más allá de las doce", asegura, vestido con una chaqueta de color burdeos.

Vender es informar

Dos chicas con falda negra y blusa roja atienden a los clientes, que gotean sin cesar nada más abrir la tienda a las cinco de la tarde. "No hay mucha gente, porque estamos en agosto y es final de mes", advierte Arribas."Vender café es también informar, porque, según la cafetera que use el cliente, y el sabor que le guste, debe llevarse de un tipo o de otro, molido de forma diferente para cada caso", continúa, mientras las dos dependientas cogen las bolsas de las estanterías y vuelcan su contenido sobre los molinillos. "Todo el café lo vendemos en grano. En cuanto se muele, comienza la cuenta atrás y pierde su aroma".

José Manuel Aledo, que trabaja en la fábrica central, donde cada mañana se tuesta el café que se va a vender al día siguiente, explica el éxito de su producto y la fidelidad de la clientela: "Sólo utilizamos los mejores cafés, de Colombia, Brasil y Costa Rica, sin mezclarlos con las variedades robustas africanas, peores y con el doble de cafeína, aunque, eso sí, más baratas".

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Al olor del buen café se acercan los compradores, que "en los años sesenta formaban tales colas, que venían los grises con furgonetas antidisturbios para que no hubiera problemas de orden público", dice Aledo, mostrando unas fotos de la época. "En 1969 se abrió la tienda (le la calle Núflez de Balboa, que descongestionó mucho ésta, aunque aquí continúan las colas, rnenos en vacaciones", dice Arribas. Desde entonces, otras cinco tiendas más fueron apareciendo en zonas estratégicas de la capital.

"Vendemos más caro que otras marcas, pero hemos mantenido los precios a lo largo de los tres últimos años, gracias a que en el almacén guardamos un stock de grano sin tostar suficiente para seis meses, con lo que, en caso de haberlos, podemos resistir los va ivenes del mercado, peligrosos si tenemos en cuenta que nos aprovisionamos en sólo tres países de una misma zona, que pueden tener excedentes una temporada, y a la siguiente pasar por una sequía que baje la producción y suba los precios", asegura Aledo.

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