Los mohawk se desarman y los soldados canadienses derriban sus barricadas

La última guerra india terminó sin sangre. Los mohawk, la tribu que durante seis semanas ha mantenido en jaque al Gobierno autónomo de Quebec y al federal canadiense construyendo barricadas en las carrete, ras que rodean. Montreal, decidieron deponer su actitud el pasado miércoles. Los mohawk, desarmados, pero con los rostros cubiertos con pañuelos, presenciaron impasibles cómo soldados del Ejército canadiense retiraban las barreras sin oponer resistencia alguna.

El primer ministro de Canadá, Brian Mulroney, alabó ayer a los jefes indios que decidieron dar por terminada su protesta y ev...

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La última guerra india terminó sin sangre. Los mohawk, la tribu que durante seis semanas ha mantenido en jaque al Gobierno autónomo de Quebec y al federal canadiense construyendo barricadas en las carrete, ras que rodean. Montreal, decidieron deponer su actitud el pasado miércoles. Los mohawk, desarmados, pero con los rostros cubiertos con pañuelos, presenciaron impasibles cómo soldados del Ejército canadiense retiraban las barreras sin oponer resistencia alguna.

El primer ministro de Canadá, Brian Mulroney, alabó ayer a los jefes indios que decidieron dar por terminada su protesta y evitar un baño de sangre si se hubiera producido una intervención militar. "El problema aún persiste, pero esta actitud, esta positiva actitud, será contagiosa", explicó Mulroney a su salida de una reunión de su Gabinete en Ottawa.Los mohawk construyeron dos grandes barricadas que habían paralizado el tráfico de la zona sur de Montreal en protesta por el anuncio de la construcción de un campo de golf en un terreno que la tribu considera sagrado.

Las primeras barricadas y los primeros intentos de derribarlas provocaron la reacción violenta de los mohawk, que, armados con armas automáticas, mantuvieron a raya a los policías que intentaron reducirles. Un agente resultó muerto a consecuencia de un disparo de procedencia todavía no aclarada durante los primeros enfrentamientos. Hasta el momento, y ante la irritación de la policía provincial de Quebec, la justicia no ha responsabilizado a nadie de aquella muerte.

El incidente motivó el inicio de negociaciones entre los lideres mohawk y el Gobierno de la provincia de Quebec. Tras varias semanas de punto muerto, las conversaciones se rompieron el pasado lunes, cuando Robert Bourassa declaró que los indios estaban negociando con "mala fe" y pretendían ser tratados como miembros de "una nación soberana".

La primera orden de Bourassa fue movilizar a 4.000 soldados, tanques y vehículos armados, con órdenes concretas: derribar las barreras y aplastar cualquier intento de oposición. En Canadá todos temían el inicio de un nuevo enfrentamiento, mucho más sangriento que los anteriores. El pasado lunes mandos militares anunciaron que pretendían evitar cualquier tipo de enfrentamiento con los mohawk, pese a advertir que "si los indios disparan la primera bala, responderemos con contundencia".

El miércoles, inesperadamente, los, mohawk permitieron que los soldados derribaran las barricadas del puente. El Gobierno de Quebec ha anunciado ahora que esta actitud es el primer paso para negociar las razones que han provocado la protesta de la tribu mohawk.

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Jack LeClaire, portavoz mohawk, explicó que la tribu y el Ejército habían alcanzado una acuerdo en la localidad de Kahnawake para que no hubiera derramamiento de sangre, pero que ambas partes no habían negociado en ningún momento los motivos de fondo que habían provocado la disputa. Anoche, sólo quedaba en pie una barricada situada en la localidad de Oka, a unos 40 kilómetros al oeste de Montreal, lejos ya de las vías de acceso a Montreal.

Oka es la zona controlada por los denominados Warriors -los Guerreros-, los primeros mohawk que se sublevaron y los que han demostrado una actitud más violenta. Los Warriors son un grupo de jóvenes adolescentes dirigidos por veteranos de Vietnam armados hasta los dientes con toda clase de armas automáticas. El Ejército sospecha que este grupo, que aún no ha sido reducido, posee explosivos plásticos, minas y un mortero. Un portavoz de los Warriors declaró ayer que no conocían detalles sobre el acuerdo alcanzado en la zona del puente Mercier y que, por tanto, ellos no estaban dispuestos a derribar sus barreras.

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