Cartas al director

Una obra de amor

Rosa Montero, no sé si es señora o, por soltera, señorita, pero es usted una de las personas que nunca me defraudan en sus escritos.Hoy, 30 de junio, habla del Tío Alberto y su caso; me parece que su expresión de que no sabe dónde está la verdad, es decir, lo repetido cien mil veces; el ser humano, por serlo, es capaz de todo lo mejor y de todo lo peor. Hace unos días, una señora despotricaba contra el artículo de Julio Llamazares en que éste se refería al condenado a muerte ejecutado en EE UU a quien se le negó su último deseo de pasar la noche en capilla con una prostituta. De acuerdo, hasta...

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Rosa Montero, no sé si es señora o, por soltera, señorita, pero es usted una de las personas que nunca me defraudan en sus escritos.Hoy, 30 de junio, habla del Tío Alberto y su caso; me parece que su expresión de que no sabe dónde está la verdad, es decir, lo repetido cien mil veces; el ser humano, por serlo, es capaz de todo lo mejor y de todo lo peor. Hace unos días, una señora despotricaba contra el artículo de Julio Llamazares en que éste se refería al condenado a muerte ejecutado en EE UU a quien se le negó su último deseo de pasar la noche en capilla con una prostituta. De acuerdo, hasta cierto punto, con la señora en lo del desprecio hacia la prostituta, pero no del todo; a esta señora le recomendaríamos leer detenidamente La piel, una obra del italiano Curcio Malaparte, bastante tremendista para algunos gustos, pero con una humanidad rebosando de todas y cada una de las historias que relata. En esa novela, Malaparte cuenta con pelos y señales cómo un soldado norteamericano, al hacer de vientre, se posa sobre una mina, cómo se muere sin remedio y cómo una mujer italiana le endulza sus últimos suspiros con sus caricias, con su hablar de la madre del chico, de amor, que no sólo es sexo.

No sé si la señora a quien me refiero comprenderá lo que digo, con cierta torpeza, cierto, pero si lo lee Julio Llamazares seguro que me comprenderá algo, pues como él nos dijo en Aranjuez el día de Feria del Libro Local, el literato, el escritor, no hay duda de que necesita ser un buen embustero, pero más aún, alguien que hace pasable la realidad, más cruel que toda posible imaginación algunas veces.-

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