Italia 90

Italia se despierta tras el final del sueño

Todos los diarios nacionales sacaron a relucir ayer sus plumas más brillantes para reflejar la derrota de Italia, el final del sueño azul. Los titulares no tienen desperdicio: Se acabó el sueño; Se apagó el azul; Italia, no; Venció Maradona; Adiós, Mundial, Nos derrotó la divina izquierda del diabólico Maradona; El grito del gol de Schillaci se nos atragantó en la garganta. Una lectura atenta de esta prosa puede servir para conocer el alma de esta Italia paradójica y fascinante, fantasiosa y descorazonada, rica y pobre al mismo tiempo. Una Italia que despierta a la realidad: una próxima huelga...

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Todos los diarios nacionales sacaron a relucir ayer sus plumas más brillantes para reflejar la derrota de Italia, el final del sueño azul. Los titulares no tienen desperdicio: Se acabó el sueño; Se apagó el azul; Italia, no; Venció Maradona; Adiós, Mundial, Nos derrotó la divina izquierda del diabólico Maradona; El grito del gol de Schillaci se nos atragantó en la garganta. Una lectura atenta de esta prosa puede servir para conocer el alma de esta Italia paradójica y fascinante, fantasiosa y descorazonada, rica y pobre al mismo tiempo. Una Italia que despierta a la realidad: una próxima huelga general.

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Desde Luigi Compagnoni, en Il Mattino de Nápoles, a Pietro Barcellona en L'Unita, pasando por Giulio Nascimbeni, en Il Corriere della Sera, y Gianni Rocea, en La Repubblica, las plumas más brillantes se pusieron al servicio del drama. En los títulos y comentarios, escritos sobre la marcha, hablan de que sobre el país "caía un silencio de tumba y enmudecían las trompetas preparadas para anunciar la gloria", según un comentarista napolitano.Fantasía en los títulos y ternura infinita en los comentarios de la derrota. Nápoles, la de Eduardo Di Filippo, la de la eterna sabiduría, escribió ayer: "Argentina capturó la fantasía azul y apagó la estrella de Italia". "La pampa argentina", añadió, "Se condensó en el campo y en los matorrales de espinas se deshilacharon nuestras banderas azules".

El gran escritor napolitano Compagnoni escribe: "Nosotros, los napolitanos, silbamos también a los que amamos. Silbamos e insultamos a san Gennaro, a quien llamamos "cara amarilla". Para nosotros el amor se une al silbido iconoclasta". Y añade, amargo e irónico: "Nosotros silbamos a Italia desde 1861 e Italia nos responde siempre mal. Pero la amamos igual".

Comentarios políticos

A los comentarios literarios y de costumbre se unen los políticos. Gianni Rocea, el subdirector de La Repubblica, ironiza diciendo que por fin Italia se despertó el inartes a las 22.30. Y afirma que ha sido, sin duda, un despertar amarguísimo, pero al mismo tiempo saludable porque ahora "los grandes desertarán de las tribunas, volverán a interesarse por el Gobierno y el Parlamento de los que habían desertado durante el sueño azul". Y concluye amargo: "Y ahora, en vez de animar a Vialli, o Schillaci, o Donadoni, volveremos a hacerlo por los políticos de siempre. ¡Qué tristeza, señores!".

El diario del empresario automovilístico Giovariní Agnelli, La Stampa, de Turín, tituló ayer: "Venció Maradona, el diabólico". Y comentaba que lo peor de todo había sido que los argentinos "se han llevado todo sin robar nada".

Por eso hay quien ha escrito que ha perdido Italia pero ha ganado Nápoles. Y así, todo se queda en casa.

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