Tribuna:

La funesta memoria

La movida de las eléctricas, largamente esperada en la Bolsa y tantas veces aplazada a lo largo del año, llegó por fin pero sin alcanzar el clima deseado por muchos inversores. La celebración de las juntas en el sector ha supuesto un rosario de peticiones a la Administración encaminadas a alcanzar el relanzamiento nuclear, aunque al accionista le sigue sabiendo a poco el esperado dividendo a cuenta que se anuncia anualmente por estas fechas. La mesa de la energía, el nuevo marco estable y la reordenación del sector no parece que vayan a revalorizar los activos de las grandes compañías, al meno...

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La movida de las eléctricas, largamente esperada en la Bolsa y tantas veces aplazada a lo largo del año, llegó por fin pero sin alcanzar el clima deseado por muchos inversores. La celebración de las juntas en el sector ha supuesto un rosario de peticiones a la Administración encaminadas a alcanzar el relanzamiento nuclear, aunque al accionista le sigue sabiendo a poco el esperado dividendo a cuenta que se anuncia anualmente por estas fechas. La mesa de la energía, el nuevo marco estable y la reordenación del sector no parece que vayan a revalorizar los activos de las grandes compañías, al menos en términos de mercado y en pesetas por acción.En opinión de la mayoría de analistas, la inversión extranjera, paralizada desde hace un par de meses, es la principal culpable de la atonía reinante. A los fondos de inversión del exterior no les asusta la seguridad de sus colocaciones. El problema no se deriva de la confianza ni del llamado riesgo país, de funesta memoria en la historia reciente del sector eléctrico, sino del tono sostenido que presenta el endurecimiento monetario en un horizonte a seis meses vista. La jornada de ayer presentó cierta bonanza inversora, con flujos de entrada para el grupo textil y el papelero.

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