Tribuna:Italia 90

El fútbol es amor

La publicidad televisiva abusa del Mundial

La organización del Mundial en Italia ha desplegado, con una mano, un aparato policial digno de la caza del enemigo público numero uno -en este caso, los hooligans, o cualquiera que se les parezca-, mientras que con la otra nos bombardea a diario desde los distintos canales de televisión con mensajes de paz y bienaventuranza destinados a convencernos de que, en vez de estar asistiendo a un campeonato de fútbol, nos encontramos en vísperas de Navidad.

Los mejores especialistas en campañas publicitarias han puesto al servicio de la consigna lírica que trata de presentar el balompié como u...

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La organización del Mundial en Italia ha desplegado, con una mano, un aparato policial digno de la caza del enemigo público numero uno -en este caso, los hooligans, o cualquiera que se les parezca-, mientras que con la otra nos bombardea a diario desde los distintos canales de televisión con mensajes de paz y bienaventuranza destinados a convencernos de que, en vez de estar asistiendo a un campeonato de fútbol, nos encontramos en vísperas de Navidad.

Los mejores especialistas en campañas publicitarias han puesto al servicio de la consigna lírica que trata de presentar el balompié como una suerte de retiro espiritural para ursulinas, o un delicado rigodón ejecutado en los jardines de Versalles. Están, por una parte, las caretas de presentación de los programas deportivos, que no se privan de mostrar a los jugadores corriendo al ralentí como si fueran a Lourdes, saltando con languidez hacia un cielo azul intenso, mientras las voces de esos cantantes italianos que hoy surgen como cerezas, roncas voces de románticos sin afeitar, ensalzar un fútbol tuberculoso a fuerza de pulcro y deferente.Pero así están ellos, en plena cruzada poética. Para empezar los anuncios en los que algunos ídolos italianos ensalzan las cualidades de una bebida refrescante o de una marca de artículos deportivos, también en clave de fraternidad. El mejor es de Giannini, que pone cara seráfica poco antes de lanzar certeramente un gol, recordando con veneración el queso parmesano que le ayudó a crecer.

Monjitas y seminaristas ataviados con hábitos de principios de siglo jalcan a niños de la época que le dan al balón en una pradera -"para que no se pierda el espíritu del fútbol", dice la voz en off- y, en otro anuncio, los jugadores se masajean y se abrazan durante un descanso, al tiempo que otro cantante, cazalloso, repite hasta la saciedad que "Italia cree en la esperanza".

Sobresaliente, con todo, para el spot estilo we are the people que se ha marcado la selección italiana con Vicini en el centro del grupo de jugadores, vestidos unos y otros con traje de civil y dotados de auriculares y micrófonos cual si de las huestes de Bob Geldorf se tratara. La letra que entonan a coro no tiene desperdicio. A su lado, las primeras de Sergio y Estíbaliz sin heavy-punk. La frase más insistente -il calcio é amore, il calcio é vita- el fútbol es amor, el fútbol es vida, arranca lágrimas hasta a Helenio Herrera.

El ambiente está tan lleno de azúcar que las declaraciones de la cantante norteamericana Madonna diciendo que el portero Zenga está buenísimo han sonado a agresión sexual.

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