Tribuna:

Niños

No conozco a Tío Alberto, pero he seguido con interés ese juicio tan contradictorio y tan confuso, esa, turbia danza de muchachos que acusan y que se desdicen de sus acusaciones; que defienden a su tío o que lo hunden. Me pregunto si una persona como Tío Alberto puede ser juzgado imparcialmente. Y no sólo por el juez, sitio por el país entero. Un arquitecto que en lugar de dedicarse a ser yuppy triunfante invierte su dinero y su energía en "cosas raras"-. en pasarse 20 años cuidando niños marginales. Muñiz está tan fuera de lo común y de la ortodoxia que, a los ojos del ordenado ciudada...

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No conozco a Tío Alberto, pero he seguido con interés ese juicio tan contradictorio y tan confuso, esa, turbia danza de muchachos que acusan y que se desdicen de sus acusaciones; que defienden a su tío o que lo hunden. Me pregunto si una persona como Tío Alberto puede ser juzgado imparcialmente. Y no sólo por el juez, sitio por el país entero. Un arquitecto que en lugar de dedicarse a ser yuppy triunfante invierte su dinero y su energía en "cosas raras"-. en pasarse 20 años cuidando niños marginales. Muñiz está tan fuera de lo común y de la ortodoxia que, a los ojos del ordenado ciudadano medio, debe de parecer cuando menos un excéntrico, y quizá directamente un anormal, porque habita más allá de la norma. Un territorio, por cierto, peligroso: la diferencia suele matar al diferente. Hace unos pocos siglos les quemaban.Y algo más: hace un par de semanas, un hombre que violó y abusó sexualmente de sus dos hijas menores fue condenado a nueve años de prisión. A Tío Alberto, que recoge Y se ocupa de esas niñas y niños violados por sus padres, por su entorno, por la fatalidad y por la vida, le piden de 50 a 60 años.

La moderna y rutilante sociedad española no parece preocuparse mucho de los pobres: desmerecen el tronío de la nueva Europa. Nadie considera que el desdén de las clases acomodadas hacia los niños marginales sea un delito, y, sin embargo, es un desdén que mata, que genera niños apaleados y prostituidos, niños drogadictos y delincuentes. Pero, en el excéntrico Muñiz, incluso una estupidez como el hecho de que los críos se bañen desnudos en la piscina es considerada sospechosa. No sé qué dirá la sentencia, ni dónde está la verdad en todo este asunto. Pero creo que más nos valdría escandalizarnos de los abismos sociales que existen en nuestro país y en los que tantos niños se destruyen en vez de mesarnos los cabellos por los supuestos excesos de un tío raro.

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