ITALIA 90

Brasil volvió a ganar un partido de forma poco brillante

Los costarricenses anunciaban en broma la víspera del partido que iban a utilizar la brujería para frenar a Brasil. Otros, más realistas, pedían piedad a los brasileños. Si existió brujería, sus efectos se pararon en la zona defensiva costarricense, excelente durante todo el partido, porque sus centrocampistas y delanteros apenas cruzaron la línea divisoria.

Pero seguro que en Brasil, donde creen en estas cosas, más de uno culpará a la brujería del corto resultado. Y explicará que no es normal que tres disparos brasileños se estrellen en la madera, y que Conejo, el guardameta centroamer...

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Los costarricenses anunciaban en broma la víspera del partido que iban a utilizar la brujería para frenar a Brasil. Otros, más realistas, pedían piedad a los brasileños. Si existió brujería, sus efectos se pararon en la zona defensiva costarricense, excelente durante todo el partido, porque sus centrocampistas y delanteros apenas cruzaron la línea divisoria.

Pero seguro que en Brasil, donde creen en estas cosas, más de uno culpará a la brujería del corto resultado. Y explicará que no es normal que tres disparos brasileños se estrellen en la madera, y que Conejo, el guardameta centroamericano, sea capaz de atajar todos los tiros, excepto el autogol marcado por Montero al desviar un tiro de Muller.

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Brasil volvió a jugar un partido poco brillante, pero su velocidad de movimientos y la fuerte presión que realiza en el centro del campo hacen concebir esperanzas sobre su futuro en el torneo. La cuestión es saber si las salvajes críticas al seleccionador Lazaroni, que ayer debieron cobrar nuevos bríos, permitirán que siga con su idea de jugar con un libero y sólo dos delanteros.

El Brasil de ayer confirmó la personalidad mostrada ante Suecia. Es un Brasil aburrido, sin el salero ofensivo de antaño. Pero es un Brasil serio, muy serio, en su situación en el campo. Costa Rica no logró disparar ni una sola vez a puerta. En el centro del campo, Cayasso, autor del tanto ante Escocia y un jugador de buenos fundamentos, se encontró siempre rodeado de cuatro brasileños cuando lograba controlar un balón.

Lo único que le falta a Brasil es creer aún más en su propio sistema y utilizarlo en su faceta ofensiva, presionando más arriba a sus rivales. Eso sí, los jugadores brasileños carecen de la imaginación desbordante de sus predecesores en la selección.

Dunga, Valdo y Alemao roban balones en el centro del campo con la misma facilidad que los carteristas actúan en en el Metro. Pero son demasiado mecánicos y torpes cuando llevan el balón. Aún así, Brasil dispuso de varias oportunidades para marcar, como los tiros al palo de Careca (m. 2), Mozer (m. 47) y Muller (m. 58).

Costa Rica mantuvo la cabeza bien alta incluso después del autogol, en un partido que ya había dado por perdido antes de su inicio. El sistema defensivo de cinco hombres que ha construido el locuaz Bora Milutinovic, el seleccionador costarricense, es muy eficaz.

Sus pilares son el portero Conejo, que reza de rodillas antes de¡ inicio de cada encuentro, y el libero Flores. Conejo fue capaz, entre otras cosas, de arrebatarle limpiamente del pie el balón a un Careca que ya estaba mirando a la portería, convencido de haber salido del regate, y de parar sendos disparos durísimos de Valdo y Branco en lanzamientos de faltas. Pero si atrás defendió con orden, Costa Rica se mostró incapaz de organizar una sola Jugada de contraataque. Así, difícilmente podía aspirar a otra cosa que a la derrota, aunque fuera por la mínima.

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