ITALIA 90

España buscó un empate miserable

O España cambia radicalmente, o sería mejor que se fuese preparando para un regreso apresurado a casa. Su presentación en el Mundial fue catastrófica, rozando el ridículo, y si consiguió un empate fue porque Uruguay pecó de una torpeza total en el ataque. Los fallos fueron de todo tipo: de mentalización (algunos jugadores parecían abrumados por la responsabilidad), de organización (el centro del campo apenas apoyaba a la defensa), de ambición (en toda la segunda parte no hubo ni un solo disparo a puerta), de fuerza física (el equipo e vino abajo poco a poco hasta acabar desbordado, pese a no r...

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O España cambia radicalmente, o sería mejor que se fuese preparando para un regreso apresurado a casa. Su presentación en el Mundial fue catastrófica, rozando el ridículo, y si consiguió un empate fue porque Uruguay pecó de una torpeza total en el ataque. Los fallos fueron de todo tipo: de mentalización (algunos jugadores parecían abrumados por la responsabilidad), de organización (el centro del campo apenas apoyaba a la defensa), de ambición (en toda la segunda parte no hubo ni un solo disparo a puerta), de fuerza física (el equipo e vino abajo poco a poco hasta acabar desbordado, pese a no realizar una presión poderosa), y de reacción táctica (Luis Suárez, desde el banquillo, no varió nada hasta los cambios a 10 minutos del final, sólo para salvar el empate). La conclusión tras lo visto ayer es clara: 0 Suárez realiza cambios en el equipo e introduce más fuerza y determinación en el centro del campo, más agresividad en el ataque, y refuerza más la banda izquierda de la defensa, o España pasará por este Mundial con una estela de tristeza.El mismo mensaje sirve para los jugadores. Estar concentrados un mes para un Mundial, una oportunidad única en sus carreras, para jugar partidos tan poco ambiciosos como el de ayer, es algo difícil de entender. Lo único bueno fue el empate, caído del cielo al fallar Rubén Sosa. en el lanzamiento de un penalti.

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Uruguay mereció la victoria porque estuvo mejor organizado sobre el césped, movió el balón con soltura, y mostró algunos detalles en el ataque, su peor línea pese a estar repleta de estrellas. Fueron detalles, sólo eso, pero suficientes para dar una imagen muy superior a la de los españoles. España sólo jugó 15 minutos dignos, los primeros, cuando Martín Vázquez, muy motivado, se movió con rapidez para crear varias ocasiones, -la más clara, un tiro que Rubén Paz sacó bajo los palos cuando ya estaba batido Alvez (m. 15)-. Fue el único tiro bien dirigido de España en todo el partido. A partir de entonces, Uruguay se hizo con el control y comenzó el desastre.

Los errores españoles comenzaron en el ataque donde, incomprensiblemente, Manolo y Butragueño cayeron en nueve ocasiones en el fuera de juego. Se contagiaron a la banda izquierda, donde Villarroya y Jiménez forman una pareja débil aunque voluntariosa; pero sería injusto cargar sobre ellos únicamente la responsabilidad del desastre.Como una plaga, el nerviosismo, la falta de la mínima precisión en el juego, se traspasó a todo el centro del campo. Michel estuvo desaparecido, tanto en ataque como en defensa, y jugó quizá su peor partido en la selección. Martín Vázquez se fue apagando a medida que la presión uruguaya aumentaba. Si hay que salvar a alguien, es a la línea defensiva, que resistió el chaparrón sin el paraguas del centro del campo, sin descomponerse.

Sanchis, incluso, intentó paliar la falta de creación dé sus compañeros subiendo balones, mientras Zubizarreta, gritando desesperadamente pidiendo cárnica, salvaba uno tras otro los lanzamientos uruguayos (especialmente un tiro de Alzamendi que desvió lo justo para enviar al larguero), Chendo se hartaba de correr para tapar agujeros, y Roberto se veía obligado a retroceder hasta acabar achicando balones como un central más.

La presión uruguaya fue aumentando a medida que avanzaba el encuentro. España ya jugaba entonces al empate descaradamente, renunciando al contraataque (su única opción ofensiva), cerrada en defensa con la voluntad de¡ agónico que se aferra a la vida. Villarroya ya no acertaba ni con un pase a dos metros; Michel y Martín Vázquez perdían los balones uno tras, otro, propiciando nuevos ataques uruguayos, y Butragueño y Manolo contemplaban la situación desde lejos, para caer en el fuera de juego o en el error en el control del balón.

España afronta ahora a Corea del Sur y, visto lo de ayer, debe ir a buscar la victoria para no tener que jugárselo todo ante Bélgica, un equipo que el martes mostró más virtudes que el español.

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