Cartas al director

Error de laboratorio

Poco antes de la Semana Santa pasada, mi yerno fue a un médico de la Seguridad Social, pues se encontraba decaído y bajo de energías. Le envió a un laboratorio -no voy a denunciar cuál fue- para realizarle una analítica. Cuando recogieron los resultados, la cifra de leucocitos se elevaba a 50.000, además de otras anomalías anejas. Aterrados, mi yerno y mi hija llevaron los resultados al médico. De golpe, sin preámbulos, les informó que el análisis reflejaba una acusadísima leucemia, y -acertadamente- le remitió al Instituto Hematológico para pruebas más profundas e inmediato tratamiento. Allí,...

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Poco antes de la Semana Santa pasada, mi yerno fue a un médico de la Seguridad Social, pues se encontraba decaído y bajo de energías. Le envió a un laboratorio -no voy a denunciar cuál fue- para realizarle una analítica. Cuando recogieron los resultados, la cifra de leucocitos se elevaba a 50.000, además de otras anomalías anejas. Aterrados, mi yerno y mi hija llevaron los resultados al médico. De golpe, sin preámbulos, les informó que el análisis reflejaba una acusadísima leucemia, y -acertadamente- le remitió al Instituto Hematológico para pruebas más profundas e inmediato tratamiento. Allí, el médico que vio el análisis le dijo abiertamente que se trataba de una leucemia. Le sometieron a análisis más meticulosos, diciéndole que pasara a recogerlos después de seis días. Seis días inolvidables de angustia dificil de expresar, de sentir la muerte inesperada ante su mujer y sus dos hijas, de tres y dos años; seis días de largos y dolorosos insomnios. La lógica urgencia del caso no fue tenida en cuenta para que esos análisis llegaran antes.El día indicado, con el terror escrito en sus rostros, fueron mis hijos a recoger el resultado. Cuatro horas más en la sala de espera, entre desgraciados que acusaban en sus cabezas la huella de la quimioterapia. Al fin, casi aporreó mi yerno una puerta pidiendo que alguien le dijera de una vez cómo era su leucemia..., ¿viviría un mes, quizá seis meses? Se sentó frente a la mesa del médico a escuchar su veredicto. Le vio una amplia sonrisa: su análisis era normal. Todo había sido un error de laboratorio.- Encarnación García Díez.

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