Saturados de protección

Apabullado y bastante abochornado me encuentro después de leer el reportaje sobre el juego de José Yoldi. El bochorno es consecuencia de mi amor a ese periódico, del que tanto esperaba -y he recibido- desde antes de su aparición. Lo que me apabulla es una información sesgada en la que, empezando por los titulares se insiste en que "los españoles perdieron...".Lo que ingresaron las empresas de bingo no fueron los 57.000 millones que se dice, sino los 171.000 que también se mencionan; pero se omite que con antelación a los ingresos tuvieron que pagar 114.000 millones de tasas y cerca de otros 4....

Apabullado y bastante abochornado me encuentro después de leer el reportaje sobre el juego de José Yoldi. El bochorno es consecuencia de mi amor a ese periódico, del que tanto esperaba -y he recibido- desde antes de su aparición. Lo que me apabulla es una información sesgada en la que, empezando por los titulares se insiste en que "los españoles perdieron...".Lo que ingresaron las empresas de bingo no fueron los 57.000 millones que se dice, sino los 171.000 que también se mencionan; pero se omite que con antelación a los ingresos tuvieron que pagar 114.000 millones de tasas y cerca de otros 4.000 del valor del cartón. Y con los 53.000 restantes atender todos los gastos propios de cualquier empresa, incluidos los impuestos, y entre ellos el IVA, que, curiosamente, las empresas de bingo no pueden repercutir ni recuperar.

Las explicaciones del señor Mendioroz parecen más propias de alguien que esté en contra del juego que de quien dirige su comisión nacional. Lo coherente con su cargo sería explicar que los premios de bingo superaron los 400.000 millones de pesetas.

Mi duda es si nos encontramos ante un epígono de don Luis Solana y pretende dejar el juego como aquél el servicio telefónico, o le ilumina una vocación asistencial que le impulsa a proteger a los desvalidos ciudadanos de este país.

Pues sepa el señor Mendioroz, por si tuvo la fortuna de no vivirlo o vivirlo poco, que durante casi 40 años se nos ha protegido de todo: del juego, del infierno, del sexo, de los derechos humanos, del cine de Buñuel y hasta del socialismo. Y somos muchos los que quedamos saturados de tanta protección.-

Madrid.