Dos motoristas asesinan a una joven que estaba en un prado con su hija de dos años

Una joven de 26 años murió por un disparo de arma de fuego efectuado contra ella por unos desconocidos que la atracaron cuando se hallaba con su compañero sentimental y la hija de ambos, de dos años, en un monte de la barriada madrileña de El Pardo, según informaron fuentes policiales. Tras la agresión, la víctima fue trasladada al hospital de La Paz, donde ingresó cadáver. La policía tiene conocimiento de la existencia de grupos de delincuentes que se dedican a desvalijar a los ciudadanos cuando se hallan en la Casa de Campo o en alguna pradera cercana a Madrid.

Máximo Urrea Perucha, d...

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Una joven de 26 años murió por un disparo de arma de fuego efectuado contra ella por unos desconocidos que la atracaron cuando se hallaba con su compañero sentimental y la hija de ambos, de dos años, en un monte de la barriada madrileña de El Pardo, según informaron fuentes policiales. Tras la agresión, la víctima fue trasladada al hospital de La Paz, donde ingresó cadáver. La policía tiene conocimiento de la existencia de grupos de delincuentes que se dedican a desvalijar a los ciudadanos cuando se hallan en la Casa de Campo o en alguna pradera cercana a Madrid.

Máximo Urrea Perucha, de 40 años, jardinero de profesión invitó a su compañera, Carolina Ferreras Rábano, a ir a pa sar al campo la tarde del sába do en compañía de la hija de ambos, de dos años. Subieron a su automóvil Ford Fiesta y se trasladaron hacia la barriada madrileña de El Pardo, perteneciente al distrito de Fuencarral.La familia decidió asentarse en un paraje situado cerca de una vaquería existente a la en trada a El Pardo, frente al acuartelamiento de la División Acorazada Brunete. Eligieron ese lugar por ser tranquilo y por discurrir por allí un río que proporcionaba frescura y humedad al ambiente.

Eran alrededor de las seis y media de la tarde. Estaban jugando a la pelota y pasando un rato agradable, cuando de pronto aparecieron dos individuos desconocidos, según el relato efectuado por Máximo Urrea. Descendieron de una moto y le exigieron a él y a su mujer la entrega inmediata del dinero y las joyas que portaran

Uno de los delincuentes pidió a Carolina que le entregase la cadena de oro que llevaba en el cuello, pero ésta recriminó a los agresores y dejó bien claro que no estaba dispuesta a satisfacerles.

En medio de un clima de gran tensión, Urrea se dirigió apresuradamente hacia su automóvil para coger un garrote que lleva habitualmente en el coche con el fin de enfrentarse a los asaltantes. En ese momento, según su relato ante los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, escuchó una detonación seca y a continuación un grito.

Al volverse, Máximo vio cómo Carolina se desplomaba y cómo se agarraba el pecho con un gesto de dolor. Después, al correr en su auxilio, comprobó que las ropas de su compañera empezaban a teñirse de rojo por la sangre que le manaba del hemitórax.

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Huyeron en una moto

Los asesinos subieron de nuevo a la motocicleta y se dieron a la fuga sin apoderarse de las joyas de las víctimas, al advertir que lajoven tiroteada se hallaba en estado muy grave.

Urrea ha manifestado que en la pradera había otras personas, pero que posiblemente ninguna de ellas advirtió lo que había ocurrido porque nadie se acercó a él para prestarle ayuda. O, al menos, no vio a nadie. Nervioso y atemorizado, introdujo en el coche a Carolina y a la hija de ambos y corrió a toda velocidad hacia el hospital de La Paz.

Los facultativos de guardia no pudieron hacer nada por la víctima, que falleció como consecuencia de un impacto de bala en la región torácica, según han Informado fuentes policiales. Su compañero sentimental se identificó perfectamente en el centro sanitario, cuyos responsables avisaron al 091 y al juzgado de Instrucción.

Inspectores del Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial se han hecho cargo de las pesquisas para aclarar la muerte de Carolina Ferreras, cuya familia es originaria de la provincia de Zamora.

Funcionarios del Gabinete de Identificación se trasladaron ayer al paraje donde ocurrió el crimen, con objeto de hacer una inspección ocular y tratar de hallar el casquillo de la bala que causó la muerte a la mujer. Sin embargo, los agentes no encontraron la vaina del cartucho, por lo que es posible que los asesinos utilizaran un revólver, lo que explica tal circunstancia.

Fuentes policiales han comentado a EL PAÍS que "son muy corrientes" los casos de atracos contra excursionistas en la Casa de Campo y otros parajes cercanos a la capital Algunos de los autores de estos golpes sorprenden a las víctimas y después de limpiarlas de dinero y joyas, escapan en una moto.

Medios próximos a los investigadores sostienen que la versión facilitada por el compañero sentimental de la joven asesinada "es bastante coherente", aunque se están realizando las comprobaciones oportunas.

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