Los primeros estornudos

Nuevos reactivos y la contaminación incrementan el parque de alérgicos

La inesperada bonanza climatológica que disfruta la práctica totalidad de las ciudades españolas ha dado lugar a que los alérgicos al polen sientan ya sus primeras molestias nasales y oculares de la temporada, que un ciclo patológico normalizado sitúa en el mes de abril. Según el director de Contarrilnación Ambiental de la Comunidad de Madrid, Lucio Pita, es urgente dar datos sobre la concentración de pólenes para prevenir efectos. Sin embargo, los procesos alérgicos no son registrados en sistemas de vigilancia epidemiológica estipulados por la Administración.

Numerosos casos de pacient...

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La inesperada bonanza climatológica que disfruta la práctica totalidad de las ciudades españolas ha dado lugar a que los alérgicos al polen sientan ya sus primeras molestias nasales y oculares de la temporada, que un ciclo patológico normalizado sitúa en el mes de abril. Según el director de Contarrilnación Ambiental de la Comunidad de Madrid, Lucio Pita, es urgente dar datos sobre la concentración de pólenes para prevenir efectos. Sin embargo, los procesos alérgicos no son registrados en sistemas de vigilancia epidemiológica estipulados por la Administración.

Numerosos casos de pacientes con síntomas de asma, sobre todo de niños, han sido registrados en la sección de urgencias del hospital Gregorio Maranon en los últimos días. Los altos niveles de contaminación impiden la dispersión de los pólenes, que no pueden salir de las capas atmosféricas más bajas. Para Dolores Gurbindo, del servicio de Alergología del citado hospital, el desarrollo de una alergia no se debe sólo a las características fisiológicas de cada individuo o a su predisposición hereditaria (factor esencial); la oferta de alergénico que se le ofrezca es asimismo determinante, sobre todo en personas que no hayan padecido antes sintomatologías de este tipo.El aumento de pacientes con enfermedades alérgicas producidas por pólenes, fiebre de heno y asma polínico es cada vez más frecuente en personas que viven en zonas urbanas. "Desconocernos las causas exactas de este hecho, pero parece elaro que la contaminación favorece la sensibilización a determiriados antígenos, como los pólenes", afirma el alergólogo Javier Subiza.

Caldo de cultivo

La floración y contaminación, mezcladas a menudo en el ambiente, sirven para desencadenar procesos asmáticos. En general, los investigadores de alergias polínicas afirman que la contaminación es un factor de riesgo que complica las afecciones respiratorias, cada vez más numerosas. "Los cambios climáticos repercuten en mayor medida en estos pacientes crónicos, al producir en ellos una mayor sensibilización de las vías respiratorias", señala Martínez Alzamora, del servicio de Alergología de La Paz. Algunos especialistas achacan a la existencia de parásitos intestinales las mayores defensas con que cuentan los pacientes de ámbitos rurales ante este tipo de patologías. Pero investigaciones realizadas en zonas rurales que padecen contaminación local indican que los casos de fiebre de herio son allí mayores.

En un estudio recientemente realizado, un grupo de alergólogos e inmunólogos españoles pone de manifiesto el hecho de que los enfermos polínicos además de preocuparse por los pólenes que respiran, deben hacerlo también por los que pueden ingerir en productos alimenticios.

Entre un 30% y un 50% de estos enfermos están sensibilizados a un determinado polen de compuestas (familia vegetal amplia, con más de 12.000 especies) que puede dar lugar a reacciones muy graves. Por ello los alergólogos aconsejan a los enfermos que eviten la ingestión de estos productos como medida de precaución.

"Los pacientes con fiebre de heno o asma polínico y al mismo tiempo sensibles a los pólenes de compuestas (la más común es la artemisla) deben ser cautos a la hora de ingerir infusiones de manzanilla, polen de abeja y miel; este último suele contener diente de león y polen de girasol", indica J. Subiza. Pero no todas las personas sensibilizadas a los pólenes de compuestas desarrollan reacción, ni todas las mieles contienen este tipo de pólenes.

Este estudio tuvo su origen en el caso de un niño español de ocho años que sufrió una crisis asmática, con náuseas, vómitos, caída de tensión y pérdida el conocimiento, a los pocos minutos de tomar una infusión de manzanilla.

Efectos similares se han detectado en alérgicos al polen que al lavarse los ojos con infusión de manzanilla contrajeron conjuntivitis aguda, acompañada de edemas en los párpados. Sin embargo, al contrario que los pólenes de gramíneas y olivo, muy frecuentes en España, los de las compuestas son causa poco frecuente de síntomas respiratorios (fiebre de heno o asma polínico).

Alimentos dañinos

Otra posible causa de reacciones alérgicas, tanto dermatológicas como respiratorias, sobre la que se investiga atualmente, son los aditivos alimentarlos. Gurbindo afirma que este problema se extiende rápidamente entre la población infantil, cuya dieta contiene cada vez menos alimentos naturales.

Asimismo, Los productos cosméticos son a menudo causa de patologías, cuyo tratamiento se ve agravado por la dificultad de detección del producto que las origina.

Al estar considerada una especialidad relativamente moderna, la alergología ha sido centralizada en hospitales que, debido a sus problemas habituales de masificación, no tienen suficiente capacidad para atender la demanda actual, sobre todo cuando el 50% de las personas que reclaman esta atención sólo son presuntos alérgicos. En opinión de María Luz Díaz, del hospital Ramón y Cajal, "es urgente la creación de estos servicios en los ambulatorios".

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