UNA NUEVA EUROPA

El lejano recuerdo de la votación a Hitler

Los alemanes orientales abren el fuego en la ristra de comicios que consagrarán en la Europa del Este las revoluciones democráticas que acabaron el año pasado con los regímenes comunistas. El domingo votarán en unas elecciones libres y plurales por primera vez desde que en 1933 Adolf Hitler se hizo con el poder. Pero estas elecciones no se pueden considerar como un anticipo de lo que sucederá en Hungría, Checoslovaquia o Rumanía.Los alemanes orientales no van a hacer otra cosa que desempolvar las urnas que fueron utilizadas el 7 de mayo del año pasado en el gran fraude de las elecciones munici...

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Los alemanes orientales abren el fuego en la ristra de comicios que consagrarán en la Europa del Este las revoluciones democráticas que acabaron el año pasado con los regímenes comunistas. El domingo votarán en unas elecciones libres y plurales por primera vez desde que en 1933 Adolf Hitler se hizo con el poder. Pero estas elecciones no se pueden considerar como un anticipo de lo que sucederá en Hungría, Checoslovaquia o Rumanía.Los alemanes orientales no van a hacer otra cosa que desempolvar las urnas que fueron utilizadas el 7 de mayo del año pasado en el gran fraude de las elecciones municipales con el que se inició el descontento que acabó con el régimen comunista. Sacarán las mermadas listas del censo, que cada día que pasa sigue reduciéndose en otros 2.000 que deciden pasarse a Occidente, y contarán después los votos. El resto se está haciendo desde Bonn.

En la sede del S PD en Berlín Oriental, en una pequeña oficina mal pintada, se sienta Pia Petersen, una danesa que trabaja para el Grupo Socialista del Parlamento Europeo y que ha sido enviada a la RDA para ayudar al SPD. Pia no esconde su desesperación. Tiene una impresora, pero le falta el ordenador, y el fax aún no ha llegado. Los teléfonos no funcionan. No se atreve a decir que aquello es un caos, pero lo da a entender.

Cada día una flota de furgonetas cargadas con mesas, sombrillas, sillas y toda clase de propaganda electoral -desde panfletos a llaveros o relojes digitales- desembarca en las calles de las ciudades de la RDA, procedente de Bonn.

Pero, la verdad, esta invasión no acaba de gustarles a los alemanes orientales. "Es usted español", dice como maravillada una militante de Despertar Democrático en las oficinas del partido. "Ya era hora de que viniera un periodista que no fuera bundesburger (ciudadano federal). ¿Interesa este tema en España?", pregunta sorprendida.

Ahora en la RDA quedan ruinas y miedo. Un miedo que se mani iesta continuamente. "¿Me podría usted explicar en qué consiste esto de la economía de mercado?", preguntaba un padre de familia con su mujer y tres hijos, cargados de propaganda electoral. "¿Perderé mi trabajo? ¿Me subirán el alquiler de mi casa?".

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