Tribuna:

Silencio

Según una encuesta de Cambio 16, el 48% de los españoles dejaría que los grapo murieran en la huelga. O, lo que es lo mismo, medio país opta por desentenderse del asunto. Es un tema que abrasa, que levanta un revuelo interior de contradicciones y basurillas. Llevan los grapo tres semanas agonizando, pero en la calle no se escucha un comentario. Son unos asesinos tintos en sangre y la sociedad les ha sepultado bajo un tormentoso océano de silencio.No me gustan los que están dispuestos a morir fríamente por una causa, porque suelen mostrar una disposición aún mayor a matar a...

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Según una encuesta de Cambio 16, el 48% de los españoles dejaría que los grapo murieran en la huelga. O, lo que es lo mismo, medio país opta por desentenderse del asunto. Es un tema que abrasa, que levanta un revuelo interior de contradicciones y basurillas. Llevan los grapo tres semanas agonizando, pero en la calle no se escucha un comentario. Son unos asesinos tintos en sangre y la sociedad les ha sepultado bajo un tormentoso océano de silencio.No me gustan los que están dispuestos a morir fríamente por una causa, porque suelen mostrar una disposición aún mayor a matar al prójimo por ella. De modo que en la huelga de los grapo no veo nada heroico, sino la tristeza de la desesperación y el fanatismo. Posiblemente el Estado esté en lo cierto y el diseminarles por las cárceles sea una forma lícita y eficaz de combatir el terrorismo. Pero me repugna esa bravucona actitud oficial de aplastar la huelga de los grapo, de vencerles, cuando en realidad esos grapo hace mucho ya que están vencidos. Siempre existen las soluciones intermedias... y la clemencia.

Y algo más: en el penal de Burgos está Félix Novales, un arrepentido de 32 años que lleva 11 en la cárcel. Fue de los GRAPO y asesinó a cuatro personas. Ya entre rejas, atravesó por la larga agonía de asumir sus culpas; rompió con la organización y escribió sobre todo ello El tazón de hierro, un libro estremecedor, honesto y lúcido. Le acaban de coaceder el segundo grado y, por ley, debería haber podido gozar de algún permiso. Pero el juez correspondiente se ha inhibido. Ahí está Novales, angustiado, en tierra de nadie, enloquecedoramente solo. Ya no es de los GRAPO, pero lo fue. Y el silencio que ahora le rodea y en el que se pierden sus peticiones de permiso quizá sea el mismo atronador silencio que amortigua los ecos de la huelga de hambre. Me parece que Novales no está pagando sólo por sus culpas, sino también por nuestras contradicciones y nuestras dudas.

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