El gobernador de Hong Kong abre una nueva etapa de relaciones con China

La visita de poco más de 24 horas que el gobernador de Hong Kong, David Wilson, efectuó a Pekín finalizó ayer, parece ser, con el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre la República Popular y la colonia británica, que ha de volver a manos chinas en julio de 1997.

La visita coincidió con el levantamiento de la ley marcial y es la primera que realiza a la China continental el representante del Gobierno británico en la colonia desde que el Ejército aplastó en Pekín el movimiento en favor de la democracia, el 4 de junio pasado. Esto marcó un período de mayor desconfianza entre ...

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La visita de poco más de 24 horas que el gobernador de Hong Kong, David Wilson, efectuó a Pekín finalizó ayer, parece ser, con el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre la República Popular y la colonia británica, que ha de volver a manos chinas en julio de 1997.

La visita coincidió con el levantamiento de la ley marcial y es la primera que realiza a la China continental el representante del Gobierno británico en la colonia desde que el Ejército aplastó en Pekín el movimiento en favor de la democracia, el 4 de junio pasado. Esto marcó un período de mayor desconfianza entre las tres partes implicadas: el Reino Unido, la República Popular China y la colonia británica.Durante su breve estancia en Pekín, Wilson se entrevistó con el primer ministro, Li Peng; con el viceministro de Asuntos Exteriores, Zhou Nan, y los máximos responsables de la Oficina del Gobierno para Hong Kong y Macao. El gobernador aseguró a su llegada que venía a explicar la actual situación por la que atraviesa el territorio y los proyectos previstos hasta el traspaso de la soberanía de Hong Kong a China, en 1997. El primer ministro chino recordó a Wilson la importancia de la cooperación entre ambas partes, ya que si bien China "necesita la ayuda de Hong Kong, la prosperidad de Hong Kong necesita más el apoyo de la China continental".

El desarrollo de la ley básica acordada entre Pekín y Londres para el traspaso de soberanía ha creado dificultades entre los dos países. Los habitantes de Hong Kong, tras los sucesos de Tiananmen, acusan al Gobierno británico de dejarlos a merced de los comunistas. Pekín critica el propósito británico de ampliar de un 30% a un 40% el número de diputados que pueden ser elegidos directamente en la colonia cuando el traspaso sea efectivo También acusa a Hong Kong de permitir la operación en su territorio de actividades antichinas. Otro de los problemas es el acantonamiento de tropas chinas en Hong Kong, sobre el que Pekín afirma que Londres no tiene derecho a adoptar medidas previas

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