Una sentencia compleja

El tribunal no dictará sentencia antes del próximo 3 de enero. "La sentencia es compleja, por el número de aspectos que ha de contemplar" según el presidente del tribunal, Fernando Zubiri. La única prueba determinante que acusa a José Luis Arias se basa en el informe pericial realizado por la cátedra de Medicina Legal de la universidad de Zaragoza, que comparó el semen hallado en el coche del acusado con el encontrado en la vagina de la víctima. Los marcadores genéticos establecen que ambos espermas pertenecen a la misma persona. El acusado y su abogado defensor, Enrique Trebolle, solicitaron ...

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El tribunal no dictará sentencia antes del próximo 3 de enero. "La sentencia es compleja, por el número de aspectos que ha de contemplar" según el presidente del tribunal, Fernando Zubiri. La única prueba determinante que acusa a José Luis Arias se basa en el informe pericial realizado por la cátedra de Medicina Legal de la universidad de Zaragoza, que comparó el semen hallado en el coche del acusado con el encontrado en la vagina de la víctima. Los marcadores genéticos establecen que ambos espermas pertenecen a la misma persona. El acusado y su abogado defensor, Enrique Trebolle, solicitaron la prueba del ADN.Según fuentes jurídicas, la, deficiente tipificación de la violación dificulta el enjuiciamiento de este delito, en el, que es preciso recurrir a complicados mecanismos de prueba, que convierte muchas veces la vista de la causa en un nuevo calvario para la víctima o, como en este caso, para sus familiares. Según tales fuentes, una regulación que atendiera más a la gravedad de la agresión sexual que a la prueba de la penetración por uno u otro oroficio anatómico, facilitaría el enjuiciamiento de los delitos contra la libertad sexual que, fundamentalmente son delitos contra la dignidad de la persona.

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Sin coartada

Arias no tiene coartada de dónde estaba el día que desapareció la estudiante, pero compañeras de la víctima. en sus declaraciones en el Juicio, no supieron precisar la hora, y el lugar donde estaba aparcado un coche, un Seat 132 blanco, supuestamente del acusado.

El ferretero del barrio de Santa Isabel no recuerda quien vendió la azada usada para enterrar a la víctima y que fue encontrada en las proximidades del lugar en que se halló el cadáver. El fiscal pide 32 años por los delitos de violación y homicidio y 30 meses por enterramiento ilegal. Por su parte, la acusación particular solicita 50 años por asesinato y violación y, seis meses por inhumación ilegal.

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