La Audiencia condena al 'comando Madrid' a la mayor pena de la historia española

La Audiencia Nacional condenó ayer a casi 9.000 años de prisión a cuatro miembros del comando Madrid de ETA por el atentado perpetrado el 14 de julio de 1986 contra un convoy de la Guardia Civil en la plaza de la República Dominicana, de Madrid, en el que resultaron muertos 12 guardias y heridas otras 60 personas. Esta es la pena de cárcel más elevada impuesta en la historia judicial española. Sin embargo, los procesados no cumplirán más de 30 años en prisión, el máximo establecido en la ley.

La sentencia, que recoge íntegramente las peticiones del fiscal, considera que Esteban Esteban ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Audiencia Nacional condenó ayer a casi 9.000 años de prisión a cuatro miembros del comando Madrid de ETA por el atentado perpetrado el 14 de julio de 1986 contra un convoy de la Guardia Civil en la plaza de la República Dominicana, de Madrid, en el que resultaron muertos 12 guardias y heridas otras 60 personas. Esta es la pena de cárcel más elevada impuesta en la historia judicial española. Sin embargo, los procesados no cumplirán más de 30 años en prisión, el máximo establecido en la ley.

La sentencia, que recoge íntegramente las peticiones del fiscal, considera que Esteban Esteban Nieto, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz e Inés del Río Prada son autores de un delito de atentado con resultado de muerte, 11 asesinatos consumados, 78 asesinatos frustrados y un delito de estragos con la agravante de premeditación. Por ello, el Tribunal les condena a 2.232 años de cárcel a cada uno.Para las víctimas -heridos y herederos de los fallecidos la sentencia ha fijado indemnizaciones que rondan un total de 300 millones de pesetas.

La sentencia declara probado que los cuatro etarras procesados, en unión de otros dos declarados rebeldes, Idoia López Riaño y José Manuel Soares Gamboa, decidieron por unanimidad la forma más adecuada para llevar a cabo el atentado, que era la colocación de un vehículo cargado de explosivos y metralla que serían activados a distancia.

La información sobre los movimientos de los vehículos de la Guardia Civil fue realizada principalmente por Inés del Río, mientras que la furgoneta donde se iba a instalar el artefacto fue comprada por De Juana, el 1 de junio de 1986, en el Rastro.

35 kilos de Goma 2

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La furgoneta fue acondicionada por todos los miembros del comando en un garaje que tenían alquilado en la calle de Sambara. El explosivo estaba compuesto por 35 kilos de Goma 2 con un mecanismo detonador que se accionaba por medio de un mando a distancia. Conectadas al mismo, los terroristas dispusieron cinco ollas a presión repletas de tornillos, tuercas, varillas metálicas y eslabones de cadenas.

El coche bomba fue estacionado en la plaza de la República Dominicana en la confluencia con la calle del Príncipe de Vergara, por donde solía pasar el convoy. La furgoneta fue instalada varios días y retirada posteriormente debido a que los vehículos de la Guardia Civil no utilizaron ese itinerario.

El 14 de julio, de madrugada, fue colocada de nuevo, y mientras Antonio Troitiño se situaba en una parada de autobús desde donde controlaba los alrededores, De Juana le esperaba en el coche en una calle próxima. A las 7.45, cuando el convoy del instituto armado, integrado por un autobús, un microbús y un Land Rover en los que viajaban 73 guardias, llegó la altura de la furgoneta, Troitiño accionó el mando del detonador. La explosión alcanzó de lleno el lateral derecho del autobús causando la muerte de 12 guardias y graves lesiones a otros 43. Otras 17 personas, transeúntes que pasaban por el lugar, también resultaron con importantes lesiones. Los daños materiales fueron muy cuantiosos.

. La convicción del Tribunal se ha producido al apreciar y valorar en conciencia las pruebas existentes en el sumario y especialmente las propias declaraciones de los etarras ante la policía y que fueron ratificadas ante el juez.

Archivado En