Tribuna:

Las prisas vendedoras

Los volúmenes han vuelto a situarse de forma alarmante por debajo de los 1.000 millones de pesetas, y en la sesión de ayer hubo una inesperada presión del papel con inexplicables prisas vendedoras de última hora. De hecho, durante los últimos días se anunciaba una leve depresión que se confirmó en los cierres de ayer. La flojedad en las sesiones vespertinas, paralela a las débiles aperturas que se registran en la Bolsa de Nueva York, acabó por imprimir carácter. Pese a los tonos agoreros, la conducta lógica en el mercado era mantener la tendencia a sujetar cambios, propia de las etapas de gote...

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Los volúmenes han vuelto a situarse de forma alarmante por debajo de los 1.000 millones de pesetas, y en la sesión de ayer hubo una inesperada presión del papel con inexplicables prisas vendedoras de última hora. De hecho, durante los últimos días se anunciaba una leve depresión que se confirmó en los cierres de ayer. La flojedad en las sesiones vespertinas, paralela a las débiles aperturas que se registran en la Bolsa de Nueva York, acabó por imprimir carácter. Pese a los tonos agoreros, la conducta lógica en el mercado era mantener la tendencia a sujetar cambios, propia de las etapas de goteo. De ahí que el cierre de ayer resultara sorprendentemente calamitoso.

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