Una estrafalaria campaña electoral

La 'batalla de Lisboa' centra el interés de los comicios municipales de Portugal

El accidente aéreo ocurrido en Angola el pasado 27 de septiembre, que alteró la vida política activa del diputado socialista Joâo Soares, hijo del presidente de Portugal, Mario Soares, y candidato número dos de la lista de izquierda para el Ayuntamiento de Lisboa, ha añadido un ingrediente dramático a una campaña electoral para las municipales del 17 de diciembre que polariza la vida política portuguesa.

La campaña de las municipales ha venido despertando el interés del gran público por los episodios estrafalarios del candidato de la derecha, Marcelo Rebelo de Sousa, catedrático de Dere...

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El accidente aéreo ocurrido en Angola el pasado 27 de septiembre, que alteró la vida política activa del diputado socialista Joâo Soares, hijo del presidente de Portugal, Mario Soares, y candidato número dos de la lista de izquierda para el Ayuntamiento de Lisboa, ha añadido un ingrediente dramático a una campaña electoral para las municipales del 17 de diciembre que polariza la vida política portuguesa.

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La campaña de las municipales ha venido despertando el interés del gran público por los episodios estrafalarios del candidato de la derecha, Marcelo Rebelo de Sousa, catedrático de Derecho, ex ministro y ex director adjunto del semanario Expresso.Los portugueses no recuerdan en la historia reciente del país que ningún candidato electoral -incluso a la dirección de un club de fútbol- iniciase su campaña con un chapuzón en las contaminadas aguas del estuario del Tajo. Rebelo, que promete mejorar la calidad de vida en la capital y volver a hacer que los delfines puedan vivir en el río Tajo en tan sólo cuatro años de mandato, marcó la pauta desde el primer día.

No dejó de sorprender a sus potenciales electores posando para los fotógrafos en los más inesperados atuendos y actitudes: en bata, con brocha y cubo en las manos, limpiando la estatua del poeta Camoens, bailando, de taxista, de conductor de tranvía, de médico, de ciclista y de futbolista.

El resto del país asiste entre atónito y exasperado a la monopolización por los candidatos al Ayuntamiento de la capital del imperio de una campaña electoral de ámbito nacional. Y mientras tanto se diluyen en la charanga los muchos problemas que aquejan a otros municipios portugueses, como el de Oporto.

Sin embargo, cuando uno de los candidatos a la alcaldía lisboeta es Jorge Sampaio, secretario general del Partido Socialista portugués (PS) y jefe de la oposición, y otro de los candidatos cuenta con el apoyo del partido del Gobierno y de todas las fuerzas situadas a su derecha, nada puede impedir que el duelo adquiera proporciones que sobrepasen los asuntos locales y se transforme en batalla política a nivel nacional.

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El debate socialista

Sampaio no ignoraba las consecuencias de su gesto cuando sorprendió al propio PS con el anuncio de su candidatura. Hacia cerca de un año que el tema de la elección del candidato socialista a la alcaldía envenenaba la vida del partido.Había sido ya la causa de la dimisión del anterior secretario general, Vitor Constancio, cansado de la guerra de guerrillas de una oposición interna que apoyaba la protocandidatura del hijo de Mario Soares. Sampaio optó por la fuga hacia adelante, llevando a Joáo Soares como número dos de su propia candidatura. El objetivo último era que si el Partido Socialista ganaba las elecciones legislativas de 1991, Sampaio sería primer ministro, y Joâo Soares se habría convertido en alcalde de Lisboa a los 40 años, un buen trampolín para una carrera política todavía en ciernes.

El gubernamental Partido Socialdemócrata (PSD) no lo tenía más fácil para elegir a su candidato, puesto que el actual alcalde era, desde hace 10 años, Nuno Kruz Abecassis, un superviviente de los tiempos de la Alianza Democrática entre el PSD y los democristianos del CDS.

Esta alianza fue rota con la llegada al poder de Aníbal Cavaco Silva y la cada vez mayor radicalización hacia la derecha de un CDS en quiebra electoral vertiginosa. De aquí la elección de Marcelo Rebelo de Sousa, alejado de Cavaco y suficientemente independiente como para protagonizar una candidatura autónoma frente al Gobierno y al anterior Ayuntamiento. Su candidatura es tranquilizadora para el electorado de centro-derecha por haber sido ministro de la Alianza Democrática.

Seleccionados los dos principales protagonistas, quedaba por concretar las alianzas, puesto que ninguno tenía posibilidad de vencer aisladamente. Y surgió el segundo golpe teatral: el pacto entre socialistas y comunistas. Este pacto se formalizó a pesar del duro golpe asestado a la tradicional política de no hacer alianzas con los comunistas -vigente aún en todas las circunscripciones electorales con mayoría comunista- y precipitó un ataque de Cavaco Silva.

El primer ministro denunció la existencia de un "pacto secreto" entre el PS y el Partido Comunista Portugués (PCP), que tendría como objetivo las legislativas de 1991 y el acceso del PCP a las esferas del poder, participando en un futuro Gobierno de izquierda. Esto provocó la protesta indignada de los socialistas, que amenazan con querellarse contra el primer ministro.

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