Tribuna:

Sólo estribillo

El mercado de valores madrileño olvidó la letra de la canción bursátil y finalizó la semana con el estribillo que ha sido habitual en las cinco sesiones: goteos a la baja desigualmente repartidos, tomas de posiciones tímidas en valores muy seleccionados y sensación de espera. La subida de tipos de interés impulsada por el Bundesbank, la resistencia del dólar a abandonar cotas de altura y, las escasas noticias económicas internas, apenas han influido en un mercado que vive una realidad al margen de acontecimientos externos. Si acaso, los más pendientes de la coyuntura internacional, en posición...

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El mercado de valores madrileño olvidó la letra de la canción bursátil y finalizó la semana con el estribillo que ha sido habitual en las cinco sesiones: goteos a la baja desigualmente repartidos, tomas de posiciones tímidas en valores muy seleccionados y sensación de espera. La subida de tipos de interés impulsada por el Bundesbank, la resistencia del dólar a abandonar cotas de altura y, las escasas noticias económicas internas, apenas han influido en un mercado que vive una realidad al margen de acontecimientos externos. Si acaso, los más pendientes de la coyuntura internacional, en posición de liquidez, han encontrado algunas razones más para la prudencia. Ni papel ni dinero presionaron lo suficiente como para cambiar la tendencia del mercado y sólo a última hora se observaron picoteos del dinero en valores muy concretos. El dinero del exterior continúa a la expectativa. La misma actitud muestran las instituciones, ágiles hace unas semanas, que han dejado de introducir dinero en el circuito.A ritmo lento, el índice continúa a la baja. El 320 aparece como la nueva línea de resistencia. Pese a todo, la jornada de ayer en el parqué mostró un mayor equilibrio entre papel y dinero, con un ligero aumento en la contratación, lo que basta para afirmar que queda mejor dispuesta para la sesión del próximo lunes. Con el tablero de cotizaciones estropeado durante toda la sesión, la única nota alegre en el parqué corrió a cargo de las intermitencias discotequeras de los pilotos verdes y rojos que limitan cada valor.

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