Recelos entre Pekín y Londres sobre el futuro de Hong Kong

Londres y Pekín siguen sin disipar la desconfianza nacida entre ambos sobre el futuro de Hong Kong, la colonia que ha de volver a control chino en 1997 y que en estos meses ve con creciente temor su futuro bajo la férula pequinesa. Británicos y chinos concluyeron ayer en Londres una ronda negociadora que no ha supuesto ningún acercamiento de las posiciones de ambas partes, aunque ha servido para clarificar dónde se encuentra cada una, según fuentes británicas.

Estas discusiones entre ambas delegaciones gubernamentales han sido las primeras mantenidas tras la sangrienta represión, a ...

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Londres y Pekín siguen sin disipar la desconfianza nacida entre ambos sobre el futuro de Hong Kong, la colonia que ha de volver a control chino en 1997 y que en estos meses ve con creciente temor su futuro bajo la férula pequinesa. Británicos y chinos concluyeron ayer en Londres una ronda negociadora que no ha supuesto ningún acercamiento de las posiciones de ambas partes, aunque ha servido para clarificar dónde se encuentra cada una, según fuentes británicas.

Estas discusiones entre ambas delegaciones gubernamentales han sido las primeras mantenidas tras la sangrienta represión, a primeros de Junio, de los estudiantes chinos que reclamaban mayor libertad y democracia en Pekín. La actuación del Ejército Popular provocó espanto en la colonia y llamamientos de sus líderes cívicos para que Londres revisara su compromiso de entregar Hong Kong a China dentro de nueve años y para que se concediera derecho de asilo a los colonos que lo desearan.

El Gobierno de Margaret Thatcher no accedió a ninguna de ambas peticiones, pero ha intentado eliminar las causas del miedo en Hong Kong al conseguir de los chinos restricciones en el estacionamiento de sus tropas en la colonia a partir de 1997 y en el derecho a proclamar un hipotético estado de sitio en caso de disturbios.

Ke Zaishuo, jefe de la delegación china, dijo ayer en una conferencia de Prensa que su Gobierno no aceptará otros términos que los acordados en la declaración conjunta de 1984, que le, dan competencia exclusiva sobre el uso de tropas. "Se equivocan quienes creen que se pueden poner límites al número de tropas o a la duración de su despliegue", afirmó Ke. "Algunos países utilizan la pérdida de confianza de Hong Kong para presionar a China", añadió y atribuyó el temor de los hongkoneses a informaciones "deformadas sobre la neutralización de la rebelión contrarrevolucionaria".

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