Sufrir el 'metro'

Un año más la administración del metro nos obsequia a los sufridos usuarios con un transporte rebajado de higiene y servicio. Mientras en las estaciones del metro siguen los anuncios: a partir de ahora somos más independientes, y el mes de agosto se deja caer por su caluroso peso, los genios que lo administran recortan el servicio drásticamente.Ya no sólo se permiten sacar los coches sucios de las cocheras, lo que es habitual en toda época del año, sino que sacan los viejos cacharros, que dudosamente pasarían una revisión seria para circular por las vías de cualquier país europeo...

Un año más la administración del metro nos obsequia a los sufridos usuarios con un transporte rebajado de higiene y servicio. Mientras en las estaciones del metro siguen los anuncios: a partir de ahora somos más independientes, y el mes de agosto se deja caer por su caluroso peso, los genios que lo administran recortan el servicio drásticamente.Ya no sólo se permiten sacar los coches sucios de las cocheras, lo que es habitual en toda época del año, sino que sacan los viejos cacharros, que dudosamente pasarían una revisión seria para circular por las vías de cualquier país europeo.

A esto le añadimos el recorte que hacen del número de coches, la mitad, y resulta que el usuario ya no sólo es sufrido, sino que además es humillado y aplastado.

No se justifica el que se trate a los usuarios como a ganado que va al matadero, y del que importa poco cómo pueda llegar a su destino, ya que, si bien es verdad que disminuye la afluencia de viajeros durante el día, en las horas punta hay tanta gente que el número de coches resulta a todas luces insuficiente. Esta falta de respeto hacia el usuario prueba una vez más la insensibilidad e ineptitud generalizada a cualquier tipo de administración pública, y produce una sensación de frustración en los administrados, a los que sólo se considera como cifras, que en este caso viajan, y por los que se producen otras cifras de beneficios o de déficit.

Si los que administran pisaran el mismo suelo que los administrados y utilizaran los mismos medios de transporte, puede que se les cayera la cara de vergüenza, aunque con las apreturas no llegaría al suelo- Tomás Poza García.