Dos heridos al explotar una granada en Pamplona

El niño de 9 años Daniel Nebreda y un hombre de 36, cuyas iniciales son A. R. E., sufrieron ayer heridas de pronóstico leve al activarse accidentalmente, en el centro de Pamplona, un lanzagranadas camuflado en un cochecito para bebés. El atentado, primero que realiza ETA tras las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el pasado jueves, se frustró cuando un grupo de escolares volcó el coche mientras jugaba en la acera. La acción terrorista iba dirigida contra una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que circulaba por el lugar, según fuentes gubernativas.

Varios trabajadores d...

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El niño de 9 años Daniel Nebreda y un hombre de 36, cuyas iniciales son A. R. E., sufrieron ayer heridas de pronóstico leve al activarse accidentalmente, en el centro de Pamplona, un lanzagranadas camuflado en un cochecito para bebés. El atentado, primero que realiza ETA tras las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el pasado jueves, se frustró cuando un grupo de escolares volcó el coche mientras jugaba en la acera. La acción terrorista iba dirigida contra una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía que circulaba por el lugar, según fuentes gubernativas.

Varios trabajadores de la construcción que presenciaron los hechos aseguraron que éstos ocurrieron a las 8.25 horas de la mañana, cuando varios escolares andaban por una acera a la altura número 4 de la avenida de Barañain. Los niños encontraron un coche para bebés abandonado entre dos contenedores de basura y comenzaron a jugar con él. En un momento dado, el cochecito volcó sobre la calzada y se oyó un fortísimo zumbido que ahuyentó a los niños. Mientras unos corrían despavoridos, otros se arrojaron al suelo, según los testigos.La granada antitanque, que utilizaba su propia carcasa de embalaje como tubo-lanzadera, se activó por el golpe y salió propulsada en dirección a un edificio situado a unos 250 metros de distancia. El proyectil se estrelló a la altura del cuarto piso del inmueble situado en el número 3 de la avenida de Pío XII, en el centro de la capital navarra. El impacto de la granada, que en su vuelo destrozó una farola, provocó la rotura de cristales y marcos de madera de las ventanas del edificio.

Accionado a distancia

Según la Delegación del Gobierno en Navarra, el lanzagranadas estaba dotado de un dispositivo para ser accionado con un mando a distancia, por lo que es previsible que los terroristas se encontraran en las cercanías del lugar, dispuestos a activar el proyectil para que éste hiciese blanco en una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía, que circulaba en un Citroën BX a tan sólo 20 metros del lugar de los hechos.[Los artificieros determinaron que el proyectil utilizado por los terroristas era del tipo Mecar y que su aplicación bélica va dirigida contra carros de combate, informa Efe].

Fragmentos de la granada y de la farola con la que inicialmente topó causaron también daños en el vehículo particular de un inspector de policía que transitaba por el lugar, según la Delegación del Gobierno.

La metralla de la granada provocó heridas inciso-contusas a Daniel Nebreda, de 9 años, que, al parecer, formaba parte del grupo de niños que manipuló el coche para bebés. Gracias a esta acción involuntaria, el proyectil varió la trayectoria prevista, que era horizontal para alcanzar a la patrulla policial, y tomó altura hasta estrellarse contra las viviendas

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El niño herido se encontraba, según fuentes policiales, a unos cinco metros del cochecito que ocultaba el lanzagranadas y se dirigía con su hermano Carlos, de 12 años, al colegio de Ermitagaña, próximo al lugar del atentado.

El segundo herido, de 36 años, responde a las iniciales de A. R. E. y sufrió erosiones y quemaduras leves en la rodilla y pierna derechas, así como en la zona externa de la rodilla izquierda. Pasaba por el lugar camino de su trabajo cuando se produjo la explosión. Ambos heridos fueron trasladados al hospital Virgen del Camino.

El niño fue atendido de heridas de pronóstico leve, salvo complicaciones, en el servicio de Pediatría. Tras practicársele una cura abandonó el centro sanitario y regresó a su domicilio, al igual que A. R. E., que también fue atendido de heridas leves en el mismo centro hospitalario.

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