Las migajas sabrosas de la suerte

285 millones de pesetas en propinas mantienen en huelga a los empleados del casino de Cádiz

El reparto de unos 28,5 millones de pesetas procedentes de las propinas de los clientes del casino Bahía de Cádiz, ubicado en las proximidades de El Puerto de Santa María, ha provocado un radical enfrentamiento entre la dirección y los empleados de la referida casa de juego. Desde la inauguración de este casino, en 1979, la empresa se queda con la mayor parte de las propinas recaudadas, lo que constituye, según los trabajadores, un hecho sin precedentes en otras actividades similares o en la hostelería, donde este tipo de donaciones del cliente pasan íntegras al bolsillo del trabajador.
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El reparto de unos 28,5 millones de pesetas procedentes de las propinas de los clientes del casino Bahía de Cádiz, ubicado en las proximidades de El Puerto de Santa María, ha provocado un radical enfrentamiento entre la dirección y los empleados de la referida casa de juego. Desde la inauguración de este casino, en 1979, la empresa se queda con la mayor parte de las propinas recaudadas, lo que constituye, según los trabajadores, un hecho sin precedentes en otras actividades similares o en la hostelería, donde este tipo de donaciones del cliente pasan íntegras al bolsillo del trabajador.

La dirección del casino gaditano en cambio, es de la opinión de que la propina de los jugadores es "atípica" y la considera fruto del azar.La pugna que mantienen los empleados y la dirección del casino Bahía de Cádiz por el reparto de las propinas resulta especialmente problemática al desconocerse por qué y a quién entrega el jugador su donativo. Los empleados se atribuyen el papel de protagonistas destacados en la recolección de los regalos con que suelen primarse las demostraciones de afecto y atención. La empresa resta importancia al quehacer del asalariado e insiste en que dar propina es una de las muchas costumbres del jugador. Y además la legislación está de su lado.

El croupier Gonzalo Ganaza, un portuense de 33 años de edad, sostiene que el trabajador es quien realmente se esfuerza por conseguir las propinas. "Si alguien no da, nos buscamos la vida para que dé", afirma. Invitar a una copa al cliente remiso puede hacer milagros en algunas ocasiones. También existen otras armas más sutiles. Javier Dandy, jefe de mesa del casino, también de 33 años, comenta las habilidades de algunos de sus colegas, como la croupier Antonia, que con su "gracia y salero" favorece la acción generosa.

La empresa Casino Bahía de Cádiz, representada por su director comercial, Luis José Esteban Solinis, discrepa de las afirmaciones de los empleados. "La donación de propinas en los casi nos es una tradición que hay que agradecer a los franceses", comenta con ironía. Esteban Solinis insiste en que la propina de los jugadores es "atípica", pues, según él, responde a impulsos provocados por la fortuna. "El empleado tiene una participación cierta, pero no es decisiva. Lo decisivo es que haya habido una apuesta ganadora.

1.717 millones en ocho años

Sin embargo, y frente a las disquisiones antes citadas, los empleados se afanan por destacar que cuando se habla de propina se habla también de muchos millones. Según datos oficiales, desde 1980 a 1988 los jugadores del casino Bahía de Cádiz dejaron por este concepto un total de 1.717 millones de pesetas, de los que 1.143 millones (66,55%) pasaron a las arcas empresariales y 574 millones (33,45%) fueron repartidos entre los empleados, que ahora exigen otro reparto, esta vez "justo y equitativo". Los trabajadores de la plantilla, 170 en total, iniciaron el pasado miércoles una huelga cuatro días a la que le seguirán otras si la dirección no accede a darles el 50% de la recaudación. La empresa llega hasta el 44%.El reparto de las propinas está contemplado en el Reglamento de Casinos de Juego de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al igual que en otras regiones. Este reglamento deja perfectamente establecido que la recaudación de las propinas es una opción de la empresa. El reglamento también regula que la masa global de las propinas, con depósito en una caja especial, "se repartirá una parte entre los empleados en función de la actividad que cada uno desarrolle y otra para atender los costes de personal y servicios sociales en favor de los clientes".

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Luis José Esteban Solinis admite que sufragar los gastos generales de una empresa -plantilla de personal, mantenimiento y actividades comerciales- con algo tan versátil como las propinas es tan "ilógico como ilógicas son las elevadas cargas impositivas que soportan los casinos". A los 1.299 millones recaudados por juego en 1988, dice Esteban, se aplicó una tasa media impositiva del 44%, de tal forma que los ingresos por este concepto fueron de 715 millones, "cifra inferior a los gastos generales de la empresa". Durante ese mismo período, los ingresos por propinas alcanzaron un total de 285,8 millones de pesetas, cantidad que tras el correspondiente reparto supuso 180 millones para el casino y casi 106 millones para los empleados.

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