Cartas al director

Estupor

He leído con estupor la noticia publicada en ese periódico, en la sección de sucesos policiales, el día 25 de abril próximo pasado, en la que Valentín Gómez Valledor reconoció haber secuestrado a la niña de 11 años Celina Rodríguez Fernández, que días después apareció sin vida y con signos evidentes de violación. A la indignación que hiere la sensibilidad de todo ser humano se agrega el tratamiento dado a la noticia. La misma, con tipografía destacada, titula El Argentino reconoce el secuestro de una niña que fue encontrada muerta. El hecho involucra graves delitos que conmocionan a la ...

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He leído con estupor la noticia publicada en ese periódico, en la sección de sucesos policiales, el día 25 de abril próximo pasado, en la que Valentín Gómez Valledor reconoció haber secuestrado a la niña de 11 años Celina Rodríguez Fernández, que días después apareció sin vida y con signos evidentes de violación. A la indignación que hiere la sensibilidad de todo ser humano se agrega el tratamiento dado a la noticia. La misma, con tipografía destacada, titula El Argentino reconoce el secuestro de una niña que fue encontrada muerta. El hecho involucra graves delitos que conmocionan a la opinión pública, tales como drogas, secuestro, abusos sexuales y muerte de una menor. En ningún párrafo del artículo en cuestión se menciona que el referido Valentín Gómez Valledor no es de nacionalidad argentina, sino español, y que su mote proviene por haber sido acogido en el país suramericano durante largos años de su vida. No entiendo, a pesar de mis esfuerzos, por qué se titula una noticia teniendo en cuenta un alias policial sin mencionar en ningún momento su origen real. No acepto, de ninguna manera, en el título de la noticia el mote de el Argentino, que califica indebidamente a una persona y que asocia peyorativamente a la comunidad argentina en este país.En una muy reciente reunión que tuvo lugar en la ciudad de Granada, y en la que participaron los ministros de Relaciones Exteriores de los países iberoamericanos y su homólogo español, fueron sentadas las bases para que deslices como éste o de otro tipo tengan el tratamiento que corresponde como mutuo respeto entre los países mencionados. Es evidente que estas orientaciones no han sido seguidas por EL PAÍS en el artículo de referencia. Asimismo, me he puesto en comunicación con las autoridades de la Embajada argentina en España, para solicitarles, con el debido respeto, la intervención que el grave caso requiere-

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