Politiquería y cartas al director

Soy, en efecto, un asiduo lector de EL PAÍS, por ello, también lo soy en cuanto a remitirle de vez en cuando cartas con la intención de que sean publicadas, aunque ellas carezcan de méritos lingüísticos e incluso sean poco novedosas. Pero lo absolutamente injustificable por parte de EL PAÍS es la omisión de devolverlas cuando así se solicita, y, además, y para no causarle gasto alguno, a pesar de las subvenciones cuantiosas que reciben del Estado y que, pagamos todos los ciudadanos, se les adjunta sobre con sello y dirección.Evidentemente que la libertad de expresión en la Prensa debe existir,...

Soy, en efecto, un asiduo lector de EL PAÍS, por ello, también lo soy en cuanto a remitirle de vez en cuando cartas con la intención de que sean publicadas, aunque ellas carezcan de méritos lingüísticos e incluso sean poco novedosas. Pero lo absolutamente injustificable por parte de EL PAÍS es la omisión de devolverlas cuando así se solicita, y, además, y para no causarle gasto alguno, a pesar de las subvenciones cuantiosas que reciben del Estado y que, pagamos todos los ciudadanos, se les adjunta sobre con sello y dirección.Evidentemente que la libertad de expresión en la Prensa debe existir, pero la sección de Cartas al Director debiera estar regulada por la ley en evitación de muchas anomalías, entre las que se encuentra la mutilación, tergiversación y modificación de sus textos originales, así como también la omisión, proselitismo, politiquería, etcétera, con que en la mayoría de los casos son utilizadas.-