Mejora de las comunicaciones

Trasladarse por carretera desde Navarra a las provincias vascas vecinas es un calvario. De Pamplona a Barcelona hay más de 400 kilómetros que se pueden recorrer íntegramente por autopista en menos de cuatro horas. Hasta San Sebastián, la distancia es inferior a la cuarta parte, pero la carretera es un desafío a la supervivencia. Con un poco de tráfico o de mala suerte, el viajero puede tardar dos horas en alcanzar el Cantábrico.Las vías de comunicación con Guiplázcoa y Álava padecen desde hace años un sospechoso deterioro. Dirigirse desde Leiza a Tolosa o de Olazagutia a Vitoria implica un ser...

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Trasladarse por carretera desde Navarra a las provincias vascas vecinas es un calvario. De Pamplona a Barcelona hay más de 400 kilómetros que se pueden recorrer íntegramente por autopista en menos de cuatro horas. Hasta San Sebastián, la distancia es inferior a la cuarta parte, pero la carretera es un desafío a la supervivencia. Con un poco de tráfico o de mala suerte, el viajero puede tardar dos horas en alcanzar el Cantábrico.Las vías de comunicación con Guiplázcoa y Álava padecen desde hace años un sospechoso deterioro. Dirigirse desde Leiza a Tolosa o de Olazagutia a Vitoria implica un serio riesgo para los amortiguadores del vehícuilo.

La cuestión va a quedar resuelta con la construcción, por parte de Navarra y Guipúzcoa, de una autovía para empalmar la autopista de Pamplona desde Irurzun con la carretera Nacional I a la altura de Andoáin, en un tramo ya desdoblado en calzada doble entre San Sebastián y Tolosa.

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Si la comunicación terrestre ha encontrado vías de apertura, las ondas hertzianas tienen peor suerte. Los vascohablantes de Navarra pueden ver el canal en euskera de la televisión vasca gracias a reemisores piratas. Para la comarca de Pamplona, los padres de una escuela en lengua vasca instalaron un equipo en el santuario de San Miguel de Aralar. El carácter sagrado del lugar ha mantenido la antena al abrigo de las tentaciones legalistas del Gobierno Civil.

El Ejecutivo del viejo reino, descartada una televisión regional propia, mantiene ociosa entre tanto una completa red de emisores.

La instalación costó unos 300 millones de pesetas y se realizó con la finalidad expresa de captar y distribuir la televisión vasca.

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Los responsables de esta última nunca aceptaron negociar la cuestión con las autoridades navarras y prefirieron la penetración ilegal en la comunidad foral por vía de hecho. Las conversaciones se plantearán de nuevo en breve.

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