Cartas al director

Ciegos infravalorados

Me dirijo a usted en nombre de la Asociación de Profesionales Ciegos para matizar una información bien intencionada, pero errónea, publicada en su periódico del domingo día 12 de febrero.En ella informaban de la presentación en Barcelona de un sintetizador de voz que traduce a señales acústicas la información codificada. Se decía que dicho sistema abría a los ciegos el mundo de la informática, que hasta entonces les estaba "absolutamente vedado".

Quien firma esta carta y varios miembros más de nuestra asociación llevamos más de seis años trabajando en informática, en empresas de primera...

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Me dirijo a usted en nombre de la Asociación de Profesionales Ciegos para matizar una información bien intencionada, pero errónea, publicada en su periódico del domingo día 12 de febrero.En ella informaban de la presentación en Barcelona de un sintetizador de voz que traduce a señales acústicas la información codificada. Se decía que dicho sistema abría a los ciegos el mundo de la informática, que hasta entonces les estaba "absolutamente vedado".

Quien firma esta carta y varios miembros más de nuestra asociación llevamos más de seis años trabajando en informática, en empresas de primera línea.

Nuestra asociación se congratula de que los investigadores se ocupen de los ciegos y agradece a EL PAÍS su deseo de dar difusión a las iniciativas integradoras, pero consideramos nuestra obligación evitar informaciones erróneas que pueden contribuir a infravalorar la capacidad profesional de los ciegos. También en la misma noticia, el señor Miñana, director del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Barcelona, afirma que con dicho sintetizador los ciegos pasarán a ser "ciudadanos de primera",

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con lo que parece rubricar las imprecisiones anteriores. Desconcertante. La ONCE trata de dotar a los profesionales ciegos de las más modernas ayudas tecnológicas, y para ello ha difundido sintetizadores de voz presentes ya en los circuitos comerciales.

Esta carta que escribo me la cuenta con buena voz mi amigo sintético residente en la memoria RAM de mi PC doméstico, asomado a una de sus interrupciones para decir en buen castellano lo que con mi teclado he almacenado en código ASCII.-

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