Un tribunal holandés otorga a un donante de esperma derechos de padre biológico

El Tribunal de Menores de Amsterdam ha concedido a un donante de esperma la posibilidad de visitar regularmente al hijo que engendró hace un año y medio, equiparando su posición jurídica a la de¡ padre biológico con todos sus derechos. La sentencia, fechada en febrero, y que tiene un precedente en el Tribunal Supremo en 1985, especifica que cualquier donante podrá solicitar un régimen de visitas similar, siempre que se demuestre clínicamente que el bebé fue engendrado por su esperma y su presencia es beneficiosa para su desarrollo emocional.En el caso de Amsterdam, el padre que recurrió a Meno...

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El Tribunal de Menores de Amsterdam ha concedido a un donante de esperma la posibilidad de visitar regularmente al hijo que engendró hace un año y medio, equiparando su posición jurídica a la de¡ padre biológico con todos sus derechos. La sentencia, fechada en febrero, y que tiene un precedente en el Tribunal Supremo en 1985, especifica que cualquier donante podrá solicitar un régimen de visitas similar, siempre que se demuestre clínicamente que el bebé fue engendrado por su esperma y su presencia es beneficiosa para su desarrollo emocional.En el caso de Amsterdam, el padre que recurrió a Menores contestó a un anuncio de Prensa donde una mujer solicitaba la colaboración de un donante no anónimo para ser inseminada artificialmente. Tras el embarazo, el padre visitó al bebé con frecuencia durante un año y medio. Sólo cuando la madre quiso impedirle que viera tanto al niño, el donante se decidió a acudir a los tribunales. El juez de Menores de Asmterdam ha ido más lejos que su colega de Utrecht que, el pasado invierno, autorizó a otro donante a visitar a la hija que había engendrado y que vive con una, pareja de lesbianas, una de ellas su madre. Ambas decisiones recurren la voluntad de las madres de impedir la presencia del padre, pero la de Amsterdam hace extensivo su derecho a iniciar un proceso a cualquier donante que pueda demostrar su paternidad.

Como la de Amsterdam, la resolución de Utrecht se tomó tras un largo tira y afloja emocional que acabó enfrentando al donante y a la madre. Según el juez lo primordial es evitar el mal moral del recién nacido y facilitarle su vida futura a través de la presencia, aunque sea por separado, de sus padres biológicos.

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