Tribuna:

El bloqueo

En tiempos de Stalin, cuenta Solzhenitsin, cada vez que los secretarios regionales del partido acudían a las zonas rurales se planteaba un grave asunto estratégico: finalizado el discurso, nadie se atrevía a ser el primero en dejar de aplaudir, por lo que a veces la ovación se prolongaba por espacio de hasta tres cuartos de hora. Algo así debe de estar ocurriendo en relación a las negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos. Para cualquier espectador neutral resulta incomprensible que a estas alturas los interlocutores hayan sido incapaces de llegar a un acuerdo pese a la evidencia de que...

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En tiempos de Stalin, cuenta Solzhenitsin, cada vez que los secretarios regionales del partido acudían a las zonas rurales se planteaba un grave asunto estratégico: finalizado el discurso, nadie se atrevía a ser el primero en dejar de aplaudir, por lo que a veces la ovación se prolongaba por espacio de hasta tres cuartos de hora. Algo así debe de estar ocurriendo en relación a las negociaciones entre el Gobierno y los sindicatos. Para cualquier espectador neutral resulta incomprensible que a estas alturas los interlocutores hayan sido incapaces de llegar a un acuerdo pese a la evidencia de que el desacuerdo perjudica tanto a los sindicatos como al Gobierno. Pero nadie quiere ser el primero en admitirlo. Afinando más, podría considerarse que el problema se plantea en particular entre CC OO y, UGT. Pues tiende a olvidarse que los interlocutores no son dos sino tres. Merced a su alianza, ambas centrales han mejorado su relación de fuerzas respecto al Gobierno, pero no dejan de ser rivales entre sí. Y el próximo año hay elecciones sindicales. Por eso ninguna de las dos quiere ser la primera en dejar de rechazar el acuerdo. Siguen aplaudiendo -en este caso, abucheando- mientras se vigilan de soslayo.Theodore Caplow es el autor de la teoría de las coaliciones en las tríadas. Según él, la unidad básica de toda organización social es la tríada. Por ejemplo, en la familia, padre, madre, hijo. Con los tres elementos caben, sostiene Caplow, ocho combinaciones, según el peso relativo de cada uno de ellos en el conjunto. La combinación más conflictiva es la definida por la fórmula: A=B+C, siendo B=C. Si el triángulo no fuera isósceles sino, por ejemplo, B>C, la coalición evidente sería la de A con C, cuya debilidad le convertiría en un socio cómodo para el poderoso A. Pero siendo iguales B y C, el precio impuesto por cualquiera de ellos para el pacto sería demasiado elevado, dado el riesgo que asumiría al dejar al otro la exclusiva de la oposición. La pregunta es: ¿quién es aquí A, quién B, quién C?.

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