Prácticamente concluida la huelga de transportes de París

La huelga del transporte público parisiense puede darse prácticamente por final después de que varios talleres de mantenimiento votaran ayer la vuelta al trabajo. Solamente uno se pronunció a favor de proseguir el paro, que dura ya cinco semanas, y otro votó el seguimiento de la huelga durante 24 horas. No obstante, será necesaria una semana para recuperar la normalidad.

Los trabajadores que proseguían en huelga eran apenas 160 irreductibles sobre un total de 1.800, pero conseguían bloquear el servicio mediante una elección estratégica de los lugares de trabajo abandonados. Los ...

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La huelga del transporte público parisiense puede darse prácticamente por final después de que varios talleres de mantenimiento votaran ayer la vuelta al trabajo. Solamente uno se pronunció a favor de proseguir el paro, que dura ya cinco semanas, y otro votó el seguimiento de la huelga durante 24 horas. No obstante, será necesaria una semana para recuperar la normalidad.

Los trabajadores que proseguían en huelga eran apenas 160 irreductibles sobre un total de 1.800, pero conseguían bloquear el servicio mediante una elección estratégica de los lugares de trabajo abandonados. Los irreductibles eran ayudados monetariamente por sus compañeros. El sindicato comunista CGT, que sostuvo el movimiento desde el principio reclamando un aumento mensual de 1.000 francos (unas 20.000 pesetas), se pronunció el viernes por una salida del conflicto apelando a los intereses de los usuarios ante la proximidad de las fiestas de Navidad. La CGT denuncio la nueva táctica de la empresa, que había optado por cerrar totalmente algunas líneas del metro para repartir los trenes por las restantes, al tiempo que se retiraba el dispositivo de emergencia montado por el Ejército.El tráfico en el ferrocarril suburbano RER funciona aún a medias y se calcula que será restablecido el próximo lunes. La normalidad en los autobuses es total. Los otros cuatro sindicatos (CFDT, Force Ouvriere, CFTC y autónomos) aceptaron el pasado día 7 un aumento de 300 francos mensuales (unas 6.000 pesetas).

Sin embargo, paradójicamente, la huelga se agravó a partir de entonces. Primero porque la CGT, ampliamente mayoritaria en el transporte, no suscribió el acuerdo y segundo, porque la empresa cerró líneas enteras para favorecer un tráfico más fluido en las que permanecían abiertas.

Este largo conflicto ha situado en primer plano la necesidad de instaurar servicios mínimos en las huelgas del sector público que afecten a miles de usuarios. El primer ministro, Michel Rocard, anuncié el domingo en una entrevista, que la próxima semana se abrirán negociaciones con los sindicatos para pactar un proyecto de ley que extienda una práctica que sólo existe en las huelgas de la sanidad, la compañía de electricidad y la televisión.

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