No hubo minuto de silencio

El partido de la Segunda División de Fútbol entre el Éibar y el Sabadell, en el que iban a prestar servicio de vigilancia los policías que sufrieron el atentado a las tres y media, y que tenía como hora de inicio las cinco de la tarde, comenzó con 40 minutos de retraso, pero se celebró con normalidad. Pese a la muerte de un agente, no se guardó un minuto de silencio.

No obstante, el encuentro estuvo a punto de ser suspendido por falta de vigilancia policial. Inicialmente, el árbitro se negó a dirigir el encuentro. Argüía que el reglamento exige la presencia de fuerza pública en part...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El partido de la Segunda División de Fútbol entre el Éibar y el Sabadell, en el que iban a prestar servicio de vigilancia los policías que sufrieron el atentado a las tres y media, y que tenía como hora de inicio las cinco de la tarde, comenzó con 40 minutos de retraso, pero se celebró con normalidad. Pese a la muerte de un agente, no se guardó un minuto de silencio.

No obstante, el encuentro estuvo a punto de ser suspendido por falta de vigilancia policial. Inicialmente, el árbitro se negó a dirigir el encuentro. Argüía que el reglamento exige la presencia de fuerza pública en partidos de esta categoría.

Patxi Mutiloa, vicepresidente del Club Deportivo Éibar, declaró anoche a este periódico que a la vista de la actitud del árbitro, él y otros directivos telefonearon a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía para interesarse por las consecuencias del atentado y ver la posibilidad de que no se suspendiera el encuentro.

Más información

"Después del atentado", indicó este directivo, "no teníamos fuerza moral para pedirles que enviaran otras dotaciones, así que nos dirigimos a la Policía Municipal, pero también estaba ocupada regulando el tráfico y evaluando los desperfectos".

"El tiempo se echó encima"

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La junta directiva del Éibar reclamó entonces la presencia de la Ertzaintza (Policía Autónomica vasca), pero los responsables de este cuerpo respondieron que no se encuentran desplegados en esa zona y que no podían intervenir. "El tiempo se nos echó encima y teníamos ya el campo ocupado por 6.000 o 7.000 personas, así que el problema era quién podía responsabilizarse del desalojo del campo si el encuentro se suspendía".Mutiloa indica que expusieron la cuestión al árbitro y que éste aceptó dirigir el encuentro tras consultar con la dirección de su colegio profesional. Tras comunicar la situación por los altavoces del campo, los directivos del Éibar ocuparon los puestos destinados a la fuerza pública, provistos de brazaletas.

El vicepresidente del Éibar explica por qué no se pidió un minuto de silencio en el campo: "Se nos pasó, porque estábamos en otra cosa". Pero afirma que en un próximo encuentro la directiva propondrá este gesto u otro similar.

Archivado En