Cartas al director

Salud pública

Sé que no es habitual hablar bien de la salud pública, pero yo siento hoy la necesidad de hacerlo. Un brillante neurocirujano de la residencia sanitaria La Paz, muy probablemente, salvó la vida de mi hijo. Un diagnóstico eficaz del médico de cabecera, nuestra rápida actuación y la del personal clínico garantizó una inmediata intervención quirúrgica que duró más de seis horas.A mí me gustan las medicinas alternativas, pero estoy segura que ninguna de ellas hubiera, por sí sola, servido en un caso de derrame cerebral. Quiero destacar también la amabilidad, buena actuación y ausencia de problemas...

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Sé que no es habitual hablar bien de la salud pública, pero yo siento hoy la necesidad de hacerlo. Un brillante neurocirujano de la residencia sanitaria La Paz, muy probablemente, salvó la vida de mi hijo. Un diagnóstico eficaz del médico de cabecera, nuestra rápida actuación y la del personal clínico garantizó una inmediata intervención quirúrgica que duró más de seis horas.A mí me gustan las medicinas alternativas, pero estoy segura que ninguna de ellas hubiera, por sí sola, servido en un caso de derrame cerebral. Quiero destacar también la amabilidad, buena actuación y ausencia de problemas en el trato con todas las personas de este centro sanitario, un trato bastante mejor que el de hace algunos años. Entonces visité con frecuencia este hospital por razones del accidentado aprendizaje de mi otro hijo, hoy corredor profesional de motociclismo.

Que sirvan estas líneas, si deciden publicarlas, para expresar mi agradecimiento a todas las personas de ese hospital que han intervenido durante esta, para mí, extremadamente angustiosa vivencia.- Elke Widmayer.

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