Un juez holandés concede a un donante de semen derecho a visitar a su hija biológica

Un juez holandés ha dictado una sentencia sin precedentes, al conceder a un donante de semen un derecho de visita periódico a la hija que contribuyó a engendrar. La historia se inició hace unos dos años, cuando una pareja de lesbianas que deseaba un hijo desechó recurrir a un banco de semen, cuyos donantes son anónimos, y pidió el "material genético" para la inseminación artificial a un amigo casado y apuesto.

Después de varios infructuosos intentos, la madre se quedó preñada y a finales de julio del año pasado nació una niña rolliza, que encantó a la pareja lesbiana hasta el punto de q...

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Un juez holandés ha dictado una sentencia sin precedentes, al conceder a un donante de semen un derecho de visita periódico a la hija que contribuyó a engendrar. La historia se inició hace unos dos años, cuando una pareja de lesbianas que deseaba un hijo desechó recurrir a un banco de semen, cuyos donantes son anónimos, y pidió el "material genético" para la inseminación artificial a un amigo casado y apuesto.

Después de varios infructuosos intentos, la madre se quedó preñada y a finales de julio del año pasado nació una niña rolliza, que encantó a la pareja lesbiana hasta el punto de que hicieron prometer a su padre biológico que les proporcionaría el esperma para engendrar más adelante otra criatura.Las relaciones entre el matrimonio heterosexual y la pareja homosexual fueron excelentes hasta que, en diciembre de 1987, el primero pidió a la segunda que permitiese a la niña pasar un fin de semana en su casa, a lo que las dos mujeres lesbianas se negaron rotundamente.

El padre genético presentó entonces en el juzgado de Utrecht una demanda contra las lesbianas, para obtener la custodia de la niña durante un fin de semana al mes.

Las lesbianas insistieron ante el magistrado en su creencia de que la entrega de esperma no otorgaba ningún derecho al padre genético, pero preguntadas sobre por qué no recurrieron a un donante anónimo, explicaron que querían, si la hija lo solicitaba cuando fuese adulta, poder desvelarle la identidad de su progenitor. Finalmente, el magistrado falló a favor del padre biológico, al que concedió un derecho regular de visita.

El veredicto ha causado cierta preocupación entre casi el millar de matrimonios holandeses que anualmente recurren a la inseminación artificial y, especialmente, entre las parejas de lesbianas.

La resolución judicial se produce en un momento en que la coalición democristiana y liberal en el poder en Holanda está dividida sobre la oportunidad de excluir a las lesbianas del derecho a la inseminación artificial y a la adopción de niños.

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