Editorial:

La Europa financiera

EL INTERCAMBIO de acciones y los acuerdos de colaboración que acaban de alcanzar el Banco Santander y el Royal Bank of Scotland suponen la materialización de una política distinta ante el reto que para el futuro del sistema financiero español supondrá la entrada en vigor del mercado único europeo. Frente a la elección de la fusión entre entidades españolas, otros prefieren aliarse con bancos europeos para el reparto de mercados, pero manteniendo la independencia de cada uno de ellos.El Santander ha sido la primera de estas instituciones que ha escogido semejante vía. La operación supone inicia...

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EL INTERCAMBIO de acciones y los acuerdos de colaboración que acaban de alcanzar el Banco Santander y el Royal Bank of Scotland suponen la materialización de una política distinta ante el reto que para el futuro del sistema financiero español supondrá la entrada en vigor del mercado único europeo. Frente a la elección de la fusión entre entidades españolas, otros prefieren aliarse con bancos europeos para el reparto de mercados, pero manteniendo la independencia de cada uno de ellos.El Santander ha sido la primera de estas instituciones que ha escogido semejante vía. La operación supone inicialmente un intercambio de acciones de relativa importancia y significa, sobre todo, que el banco español podrá promover y vender sus productos y servicios en todas las oficinas del banco escocés en el Reino Unido. Algo que ninguna otra entidad ha conseguido todavía.

La similitud de los dos bancos, especializados en banca comercial sin apenas implicaciones industriales, permitirá, con toda seguridad, un rápido aprovechamiento mutuo de las técnicas operativas de las entidades. El camino elegido no satisfacía a las autoridades económicas españolas hace apenas unos meses, pero ha logrado superar las reticencias. La peculiar distribución del capital en este banco español no permite pensar que una operación de este tipo suponga una desnacionalización del banco, sino todo lo contrario. En resumidas cuentas, la historia constituye un paso más en la integración de nuestro país en la Europa financiera. La liberalización de capitales en el seno de la CE y la creación del mercado único son cuestiones ante las que es imposible que las instituciones de crédito permanezcan pasivas. El camino abierto ahora por el Santander ofrece nuevas e imaginativas vías de hacer frente al desafío europeo en este terreno.

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