Tribuna:

Futuros

Un gran mercado de futuros del que cuentan y no acaban. Divisas, futuros, opciones, todo está dispuesto a patrocinarlo la Generalitat con el beneplácito, dice, del Banco de España. Barcelona quiere ser Chicago y con su rutilante clearing housse ya alumbra el espíritu de la gran reforma del mercado de valores. Recuérdese que los futuros ya fueron noticia en los años treinta en Cataluña. Los hechos, sin embargo, son más escuetos. Mientras la Generalitat promueve, la junta sindical trabaja. Con fecha fijada en firme, Raimundo Ortega, director general del Banco de España, presenciará en est...

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Un gran mercado de futuros del que cuentan y no acaban. Divisas, futuros, opciones, todo está dispuesto a patrocinarlo la Generalitat con el beneplácito, dice, del Banco de España. Barcelona quiere ser Chicago y con su rutilante clearing housse ya alumbra el espíritu de la gran reforma del mercado de valores. Recuérdese que los futuros ya fueron noticia en los años treinta en Cataluña. Los hechos, sin embargo, son más escuetos. Mientras la Generalitat promueve, la junta sindical trabaja. Con fecha fijada en firme, Raimundo Ortega, director general del Banco de España, presenciará en este plaza la primera prueba técnica del nuevo mercado de futuros. La electrónica echará el resto servida por la sociedad que controla José Luis Oller, anterior director de la Bolsa de Barcelona. Oller inició la fiebre de futuros, la institución heredó su informe técnico y él un cliente fijo. Toda una lección de know how industrial.El negocio de futuros y opciones presupone la instalación de un mercado electrónico al estilo del Euroclear de Bruselas o el Codel de Luxemburgo, las plazas que hacen de cámara de compensación para las operaciones en eurobonos.

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