Cartas al director

Museo hechizado

El pasado domingo día 11 fui al Museo Nacional Ferroviario (paseo de las Delicias, número 61), junto con mi hijo (de dos años), y nos encontramos que estaba cerrado. Dimos una vuelta por los alrededores y descubrimos que todas las locomotoras y vagones antiguos se encuentran fuera de la nave del museo, deteriorándose bajo un sol que raja las piedras, soportando temperaturas de cerca de 40 grados centígrados y apedreamientos de gamberros. Mientras tanto, el interior de la estación permanece vacío, en espera del montaje de algún tinglado no ferroviario.En otras ocasiones ya ha pasado algo pareci...

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El pasado domingo día 11 fui al Museo Nacional Ferroviario (paseo de las Delicias, número 61), junto con mi hijo (de dos años), y nos encontramos que estaba cerrado. Dimos una vuelta por los alrededores y descubrimos que todas las locomotoras y vagones antiguos se encuentran fuera de la nave del museo, deteriorándose bajo un sol que raja las piedras, soportando temperaturas de cerca de 40 grados centígrados y apedreamientos de gamberros. Mientras tanto, el interior de la estación permanece vacío, en espera del montaje de algún tinglado no ferroviario.En otras ocasiones ya ha pasado algo parecido. Por ejemplo, en abril de 1987, en plena campaña electoral, el museo fue ocupado por la oportunista exposición Vivimos en comunidad, y parte de las locomotoras de vapor se oxidaron bajo lluvias torrenciales.

He dicho a mi hijo que todo es culpa de una bruja, aunque me temo que en realidad es un problema de falta de apoyo a los museos. Una "capital europea de la cultura" no puede permitir esto.-

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