RELIGIÓN

Silencio del Vaticano ante las informaciones sobre la presunta falsedad de la Sábana Santa de Turín

La Sábana Santa es una fabricación medieval realizada entre los siglos XI y XV, según los presuntos resultados de un análisis de datación llevado a cabo con el método del carbono 14 en laboratorios de Arizona, Zúrich y Oxford. Los resultados de dichos análisis han sido revelados por el semanario británico The Sunday Times, que cita fuentes científicas próximas a todo el proceso. La noticia de que la famosa reliquia es una falsificación no suscitó ayer reacción alguna ni en el arzobispado de Turín ni en el Vaticano, pese a que el semanario anticipaba que el anuncio oficial de la edad de la tela...

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La Sábana Santa es una fabricación medieval realizada entre los siglos XI y XV, según los presuntos resultados de un análisis de datación llevado a cabo con el método del carbono 14 en laboratorios de Arizona, Zúrich y Oxford. Los resultados de dichos análisis han sido revelados por el semanario británico The Sunday Times, que cita fuentes científicas próximas a todo el proceso. La noticia de que la famosa reliquia es una falsificación no suscitó ayer reacción alguna ni en el arzobispado de Turín ni en el Vaticano, pese a que el semanario anticipaba que el anuncio oficial de la edad de la tela descubierta hacia 1350 será realizado el próximo mes por el cardenal de Turín, Anastasio Ballestrero.

Los resultados de los análisis realizados en los tres laboratorios de unos pequeños fragmentos de la sábana cortados el pasado mes de abril, están "muy próximos los unos de los otros", siempre según The Sunday Times, cuyas fuentes sólo han revelado que la tela es de entre los años 1000 y 1500 (siglos XI al XV). La confirmación de que a la sábana de Turín se le ha caído el adjetivo plantearía el enigma de quién fue el autor de la falsificación de la presunta reliquia, expuesta por última vez en Turín en 1978 para admiración de millones de peregrinos.Esta no es la primera vez que se analizan algunos aspectos del lienzo turinés, tenido por ser aquél en que José de Arimatea recogió el cuerpo inerte de Cristo, pero es la primera vez que la Iglesia ha autorizado la datación de la tela. La espectrometría acelerada de masas necesita menos material que el sistema clásico del carbono 14 y ello eliminó los escrúpulos del cardenal de Turín, que se había negado a anteriores análisis porque implicaban el destrozo de un buen fragmento de la presunta reliquia.

En esta ocasión se cortó de la parte inferior de la tela una tira de unos siete centímetros de largo por uno de ancho que se dividió en dos mitades. Una de ellas quedó en poder del prelado turinés y la otra se fragmentó en tres partes que se entregaron a los representantes de los laboratorios junto con sendos trozos de otras dos telas: una de hacia el siglo I y otra medieval. Cada pieza fue dotada de una clave que sólo conocían el cardenal Ballestrero y Michael Tite, del Museo Británico y coordinador de la investigación.

En los laboratorios de física nuclear de las tres universidades, las muestras fueron pulverizadas, comprimidas, sometidas a una tensión de dos millones de voltios, atomizadas y separadas en partículas de distinto peso, lo que permitió contar el número de partículas de carbono 14 existentes y datar las muestras. Los resultados de los tres centros son coherentes, y en estos días se procede a realizar un último análisis de los datos antes de anunciar oficialmente el resultado al cardenal.

El francés Geoffrey de Charny fue el autor del descubrimiento del lienzo a mediados del siglo XIV. Ni siquiera es seguro que la sábana ahora analizada fuera la inicialmente presentada por De Charny, sino una posterior fabricada con mayor verismo. También sigue siendo un enigma la composición de las manchas que forman la silueta de un hombre serenamente yacente al que se ha aplicado una corona de espinas en la cabeza y al que se ha dado un lanzada en el costado.

Análisis anterior

Un estudio realizado en 1978 por científicos norteamericanos afectos a diversos proyectos del Departamento de Defensa concluyó que las manchas eran de procedencia biológica, pero ese fallo fue discutido por, el microanalista y reputado descubridor de falsificaciones Walter McCrone, quien insistió en que las manchas procedían de óxido de hierro y que ello indicaba que la sábana era un invento medieval.La arqueóloga Maria Grazia Siliato, actual presidenta de la Academia de Arqueología y Antigüedades Paleocristianas de Roma y que había formado parte del grupo de 39 especialistas mundiales que en 1978 estudiaron científicamente con ordenador la Sábana Santa, manifestó ayer que es demasiado pronto para hablar de los resultados finales de los antedichos laboratorios.

Siliato recordó que cuando hace unas semanas empezó a difundirse la noticia de que los análisis habían demostrado que la reliquia era falsa, ya desde Oxford puntualizaron que ellos no podían haber hecho tal afirmación, ya que desconocían cuál de las muestras analizadas pertenecía al supuesto sudario de Jesús de Nazaret.

En realidad, con los resultados en la mano, sólo el cardenal arzobispo de Turín, Anastasio Ballestrero, y los científicos de su confianza que han encargado la investigación podrán conocer el veredicto final, ya que sólo ellos saben a qué número de las muestras correspondía la de la Sábana Santa. Según publicó ayer el diario de Turín La Stampa, el cardenal Ballestero aún no ha recibido los resultados de los tres laboratorios.

Según la arqueóloga italiana, hay que estar atentos a no caer en lo que podría llamarse el síndrome de la Sábana Santa, es decir, tanto si se quiere probar a toda costa que se trata del verdadero lienzo que recubrió el cuerpo de Cristo, cosa que nadie podrá nunca probar, aunque se descubriera que la reliquia tiene más de 2.000 años, como el pretender negar a priori que pueda serlo, ya que se trata de un argumento con grandes tensiones emocionales, sobre el que la última palabra la tendrá sólo la voz de la ciencia.

"No podrán ser", dice, "ni el Vaticano ni el cardenal de Turín quienes digan si el lienzo es o no falso -es decir, del tiempo de Jesús-, sino sólo los científicos".

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