Cartas al director

Resistencialismo, resistencialista

A propósito del artículo Resistencialismo 88, de Luis Goytisolo (EL PAÍS, 24 de agosto de 1988), me llamaron la atención unas palabras de José Ángel Valente en el suyo, Monaguillos 2000 (EL PAÍS, 4 de septiembre). Son éstas: "Es curioso que ni el autor de estas líneas ni otras muchas personas netamente implicadas en los años sesenta en la lucha contra el antiguo régimen tengan noticia de la palabra resistencialista. Da la impresión de que el autor de Recuento ha creado, junto al término, la figura del neo-resistenciciaIista...".El 8 de junio de ...

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A propósito del artículo Resistencialismo 88, de Luis Goytisolo (EL PAÍS, 24 de agosto de 1988), me llamaron la atención unas palabras de José Ángel Valente en el suyo, Monaguillos 2000 (EL PAÍS, 4 de septiembre). Son éstas: "Es curioso que ni el autor de estas líneas ni otras muchas personas netamente implicadas en los años sesenta en la lucha contra el antiguo régimen tengan noticia de la palabra resistencialista. Da la impresión de que el autor de Recuento ha creado, junto al término, la figura del neo-resistenciciaIista...".El 8 de junio de 1956, de regreso a España después de una ausencia. de seis meses, en una carta a María Zambrano que se transcribe en las páginas 23 y 24 de mi Diario del artista seriamente enfiermo (Lumen, Barcelona, 1974), le describía yo el cambio de: atmósfera en nuestro país tras los sucesos madrileños de febrero y concluía el párrafo con la siguiente observación: "Hoy los intelectuales -sobre todo los jóvenes- somos resistencialistas [el subrayado es de ahora]. Está muy bien, aunque no deja de ser un poco cómico".

Luis Goytisolo se equivoca al datar la palabra en los primeros años sesenta, pero no inventa nada: resistencialismo y resistencialista existieron y su empleo era habitual entre muchos jóvenes intelectuales y escritores opuestos al franquismo, que a la vez nos dábamos perfecta cuenta de que el antifranquismo era una moneda literaria de curso muy corriente en la época. Aunque Valente se marchó de España a mediados de los cincuenta y para muchos años, su. comunicación con los medios literarios de Madrid y de Barcelona no se interrumpió, y resulta curiosisimo, en efecto, que jamás tuviera noticia de esa palabra... Quizá estaba demasiado netamente implicado en la lucha contra el antiguo régimen para prestar oído a minucias verbales.

El método Juan Palomo no es, desde luego, el ideal para documentar la existencia y la antigüedad de una palabra, y puede ocurrir ahora que Valente, que sospechaba de Luis Goytisolo, me acuse a mí de la invención. Añadiré, pues, que oí por primera vez, allá por 1955, el término resistencialismo a José Agustín Goytisolo y que él atribuyó entonces su invención a Rafael Sánchez Ferlosio. Quizá alguno de los dos se tome el trabajo de corroborar o de rectificar mi testimonio si la memoria no le falla y cree que vale la pena.

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La palabreja siempre se empleó irónicamente, y cuando se inventó, reciente aún el recuerdo de la anterior coqueluche intelectual, el existencialismo, tenía una gracia que ahora ha perdido.

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