Cartas al director

Oposiciones a lapicero

Soy una de esas jóvenes que ante la inminencia de una próxima licenciatura, y las escasas ofertas de trabajo, se planteó intentar alcanzar un puesto de trabajo en la Administración por medio de una oposición.Ha sido un curso 1987-1988 quizá un poco más, que no se lo deseo a nadie, ya que he tenido que empezar de cero, pues era completamente lega en la materia

Cuando llegó la hora de presentar la instancia, marqué con una X la casilla correspondiente al turno libre para oficiales de la Administración de justicia; al entregarla, el funcionarlo de la ventanilla me indicó que era tontería, ...

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Soy una de esas jóvenes que ante la inminencia de una próxima licenciatura, y las escasas ofertas de trabajo, se planteó intentar alcanzar un puesto de trabajo en la Administración por medio de una oposición.Ha sido un curso 1987-1988 quizá un poco más, que no se lo deseo a nadie, ya que he tenido que empezar de cero, pues era completamente lega en la materia

Cuando llegó la hora de presentar la instancia, marqué con una X la casilla correspondiente al turno libre para oficiales de la Administración de justicia; al entregarla, el funcionarlo de la ventanilla me indicó que era tontería, ya que "era la oposición de los interinos y, además, ya sabe, están también los hijos de los excelentísimos e ilustrísimos". No le presté atención; yo estaba segura de mi trabajo.

Llegó por fin la hora del examen: nervios, ayuno, vigilia, etcétera. Facultad de Biológicas, hora 9.30, miles de personas, máquinas de escribir y, por supuesto, excelentísimos e ilustrísimos señores del tribunal. De repente, entre un silencio sepulcral, alguien saca una bola y una voz dice: "Temas X, Y, Z". Inmediatamente, a escribir. Resultado final, al cabo de unos 15 días: "¡Enhorabuena, ha obtenido usted una puntuación de 14,50 sobre 15!". Todo son felicitaciones y parabienes. ¡Sacar esa nota sin tener puntos de antigüedad como interino ni ser hija de excelentísimos e ilustrísimos!

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Inmediatamente, con mucha moral, a repasar el segundo ejercicio. El BOE publica día, hora y lugar, así como material a utilizar: "Lapicero del número 2 y goma de borrar". De nuevo la misma facultad, ahora ya sólo algunas decenas de opositores. Ante mí, un cuestionario de 100 preguntas para contestar en hora y media, tachando a lapicero la respuesta correcta; a la vez, en un cuestionario aparte, anoto mis respuestas. Termino, salgo y me dirijo a casa nerviosa. Con las leyes y la Constitución en la mano corrijo las respuestas: 86 aciertos. Creo que un buen resultado.

Al cabo de unos 15 días me comunican el resultado: lo sentimos, usted sólo acertó 60; el nivel está en 83. No es apta. Rabia e indignación. Un solo pensamiento: "Pero si he hecho el examen a lapicero... y encima no me han dado copia para reclamar...".

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