Cartas al director

Intolerancia

Estamos respirando nuevos tiempos, tiempos de libertad; nuestra joven democracia se viste de una posmodernidad de elite que huye de toda moral. La estética y el hedonismo rechazan la antigua valoración de un comportamiento ético. Representamos ya a la privilegiada Europa y nuestra moda se encuentra entre los primeros puestos. Pero ¿hasta qué punto esta libertad es real? Los rápidos cambios políticos no son seguidos por un cambio paralelo de la mentalidad popular, la cual se polariza ahora con mayor fuerza.Pongamos el ejemplo de la homosexualidad, fantasma que se esconde tras la m...

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Estamos respirando nuevos tiempos, tiempos de libertad; nuestra joven democracia se viste de una posmodernidad de elite que huye de toda moral. La estética y el hedonismo rechazan la antigua valoración de un comportamiento ético. Representamos ya a la privilegiada Europa y nuestra moda se encuentra entre los primeros puestos. Pero ¿hasta qué punto esta libertad es real? Los rápidos cambios políticos no son seguidos por un cambio paralelo de la mentalidad popular, la cual se polariza ahora con mayor fuerza.Pongamos el ejemplo de la homosexualidad, fantasma que se esconde tras la muralla del gueto y que cuando se asoma es frontalmente rechazado por la sociedad española, cuya imagen en los medios de comunicación no se corresponde con su enorme complejidad.

Y esta paradójica sociedad podría ser concretada en el hecho que hace una semana nos ocurrió a mi novia y a mí. Estábamos en la Casapueblo, en la calle de León, y por el simple hecho de besarnos se nos echó del lugar y se nos prohibió volver. Esta defensa de la moral pública fue llevada a cabo por uno de los camareros del mencionado local, que debió sentirse profundamente herido por nuestra perversa actuación. Así bien, no nos engañemos, la libertad es todavía una Idea que cuando intenta aplicar todas sus consecuencias es rechazada y perseguida.-

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