Pilar a las 7.30

No diré que todos lo vieron, porque todos no ven una película a las 7.30. Pero los pocos que lo vieron -o lo grabaron- pudieron asistir a una nueva travesura de los chicos de Pilar Miró, que a lo que se ve se encuentran a esas horas más juguetones que nunca. Claro que una cosa es jugar y otra muy distinta mutilar; y otra dar pábulo a esa mutilación; y otra cobrar un sueIdo por ello. Ya deben saber de qué les hablo: Retorno al pasado, la extraordinaria opus nigrum de Jacques Tourneur, sufrió en su pase televisivo una curiosa operación de "aligerado y remontaje" que alteraba el ord...

No diré que todos lo vieron, porque todos no ven una película a las 7.30. Pero los pocos que lo vieron -o lo grabaron- pudieron asistir a una nueva travesura de los chicos de Pilar Miró, que a lo que se ve se encuentran a esas horas más juguetones que nunca. Claro que una cosa es jugar y otra muy distinta mutilar; y otra dar pábulo a esa mutilación; y otra cobrar un sueIdo por ello. Ya deben saber de qué les hablo: Retorno al pasado, la extraordinaria opus nigrum de Jacques Tourneur, sufrió en su pase televisivo una curiosa operación de "aligerado y remontaje" que alteraba el orden lógico de las secuencias y hacía saltar al desesperado Robert Mitchum de Acapulco a Los Ángeles y de Los Ángeles a Acápulco con la facilidad de un alto cargo socialista.Yo creía, en fin, que estas prácticas inmundas estaban re

servadas a ciertos exhibidores de provincias, pero veo que la televisión pública (con su arcano departamento de películas a la cabeza) no desea perder el tren de las modernas inquisiciones, a saber: la censura encubierta, el crimen solapado, la persecución oficial de la belleza.Lo lógico ahora sería dar una explicación, destituir al responsable y ofrecer de nuevo la película con su metraje y montaje originales. Eso sería lo lógico. Pero la lógica está reñida con ciertas burocracias. Y también con la mala conciencia. Recuerden: Pilar Miró, actual directora del Ente Público RTVE, fue uno de los firmantes del manifiesto de Barcelona que, entre otras cosas, demandaba la protección y defensa de la obra cinematográfica en su integridad.

No sin razón afirmaba Gustav Meyrinck que "los barberos piadosos hacen las peores heridas".-