Tribuna:

'Okupas'

Su ideología consiste en escribirlo todo con k. Pertenecen al partido del kaos, fracción izkierdista. Desprecian la política, viven en comunidad, actúan en manada. Estos jóvenes de fiereza angelical tienen un propósito en la vida que tal vez se agota en el propio método de acción: con las botas airadas dan una patada a la puerta de cualquier casa deshabitada o fábrica abandonada y toman posesión del vacío con la inocencia de sus garfios. En las estancias desiertas e inhóspitas tienden sus petates, y sobre ellos sueñan, se aman de tres en tres y luego esperan que del techo caiga un salch...

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Su ideología consiste en escribirlo todo con k. Pertenecen al partido del kaos, fracción izkierdista. Desprecian la política, viven en comunidad, actúan en manada. Estos jóvenes de fiereza angelical tienen un propósito en la vida que tal vez se agota en el propio método de acción: con las botas airadas dan una patada a la puerta de cualquier casa deshabitada o fábrica abandonada y toman posesión del vacío con la inocencia de sus garfios. En las estancias desiertas e inhóspitas tienden sus petates, y sobre ellos sueñan, se aman de tres en tres y luego esperan que del techo caiga un salchichón. Su horizonte es la policía. Contra ella se les ocurren cosas muy creativas, auténticas obras de arte. Si los guardias los dejan en paz, entonces ellos se ponen muy nerviosos, el tedio los desintegra, pero de pronto alguien de la camada propone otro asalto y la función vuelve a empezar.En Madrid, un grupo de militantes de esta cofradía de krakers acaba de ocupar un viejo almacén junto a la M-30 Sur y lo ha convertido en su fortaleza. Por miedo a los ladrones de verdad estos jóvenes han colocado vidrios de botella en el filo de la tapia y han levantado alambradas de espino en las ventanas, y en la pared han escrito con alquitrán esta pintada: "Territorio libre de fachas". Detrás de ellos directamente ya está la nada.

Este movimiento nació en Holanda hace años, consiguió algunos triunfos en Alemania y lo que ahora sucede aquí no es sino un remedo tardío de aquello, pero la sección española del kaos tiene una nota peculiar que se puede ver en ese caserón de Vallecas donde conviven dos docenas de neófitos. Los domingos por la mañana los aledaños de ese santuario se llenan de coches de importación. Algunos papás llegan hasta allí para llevarse a su hija a casa en el Mercedes y otros propietarios que ya han fracasado en el empeño llevan a sus criaturas embutidos y pasteles, el saco de la lavandería y el cheque de la semana. ¿Dónde va usted, señor lobo? Voy a llevarle esta cestita de huevos a mi nieta Caperucita, que está de kraker.

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